jueves, 25 de noviembre de 2010

Luciérnagas, de Ana María Matute

Ana María Matute acaba de recibir el Premio Cervantes. Un honor, pero sobre todo —según algunos críticos—, un honor para el premio Cervantes. Luciérnagas es una de sus primeras novelas, y para poder ser publicada sufrió drásticos recortes por la censura. La versión original se publica en 1993, revisada por la autora. Los protagonistas de la historia son adolescentes, niños arrojados a la vida adulta por el estallido de la guerra civil: Soledad, niña de familia acomodada cuyo padre es perseguido por el gobierno republicano; su hermano Eduardo y una serie de niños, ladronzuelos y buscavidas, con su vida desbaratada por la guerra, que hacen lo posible para sobrevivir en una Barcelona acosada y bombardeada. Años difíciles en los que descubre que la soledad se puede compartir, que aunque la guerra destruya nuestro mundo, es posible resistir si se cuenta con el apoyo de otras personas, solas como ella. De alguna manera, es un canto a la amistad, al amor, a la fraternidad, ideales de la adolescencia.

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