sábado, 26 de marzo de 2011

Hood, de Stephen R. Lawhead


Espectacular novela de aventuras que recuerda a los clásicos de nuestra infancia. Lawhead revisa la leyenda de Robin Hood y construye algo totalmente nuevo: toma personajes ya existentes, los sitúa en otro marco y crea una ficción histórica donde la fantasía juega un papel fundamental. Así, en Hood, Robin es Bran ap Brychan, príncipe de Elfael. Little John es Iwan, el campeón del rey. Fray Tuck, el orondo y peculiar fraile, ahora llamado Aethelfrith. La dama Marian es Mérian, hija de un rey vecino. La trama discurre por los obligados cambios que debe sufrir Bran para convertirse en el héroe proscrito que está destinado a encarnar. Su padre ha sido asesinado junto con la mayor parte de su hueste. En su alocada huida Bran es mortalmente herido, pero desaparece al internarse en el bosque de Coed Cadwr. Allí es encontrado y cuidado por Angharad, una vieja hechicera, que lo sana al tiempo que lo instruye en las antiguas leyendas del Rey Cuervo, al que está inexorablemente unido. Lawhead describe con precisión el marco histórico de la Inglaterra de antes del 1100, cuando Gales se resistía a la conquista normanda. Sitúa a los personajes en ese punto, y a partir de ahí, crea una nueva ficción añadiendo pinceladas de fantasía y de mitos. La verdad es que merece la pena leer esta novela. Una gran lectura para descansar después de una larga jornada de trabajo.

sábado, 19 de marzo de 2011

La leyenda del Santo Bebedor, de Joseph Roth


Así soy realmente: maligno, borracho, pero lúcido”. Joseph Roth, oficial del imperio austrohúngaro en la I Guerra Mundial, periodista y novelista, abandonó la Alemania nazi en 1933, y marchó a París, donde vivió en buhardillas de hoteles, pobre y agobiado, entregado a la bebida. Al final de sus días abrazó el cristianismo con fervor. En Die Legende vom heiligen Trinker nos cuenta la historia de Andreas, un vagabundo que vive bajo los puentes del Sena. Un día sale a su encuentro un caballero de edad madura y bien trajeado que le ofrece doscientos francos. Muy devoto de Santa Teresita de Lisieux, lo único que le pide a cambio es que —en cuando pueda— los restituya en la capilla de Sainte Marie des Batignolles, donde se venera una estatua de la santa… Como hombre de honor que es, da su palabra y promete restituir la suma. Sin embargo, a pesar de sus buenas intenciones, Andreas no termina nunca de devolver el dinero. A la alegría de percibir que todo en su vida es don, se une la angustia ver cómo se va acercando a su destino y no lo cumple. Quizá no sea el mejor libro del autor, pero por su brevedad y por reflejar perfectamente su estilo, puede ser el ideal para adentrarse en su mundo.

sábado, 12 de marzo de 2011

Para acabar con la Edad Media, de Régine Pernoud

En este pequeño libro, Pour en finir avec le Moyen Age en el original, con apenas 156 páginas, Régine Pernoud, una de las mayores especialistas del mundo medieval en Francia, desmonta uno a uno los típicos tópicos que todos hemos oído alguna vez sobre la Edad Media. La autora demuestra la falsedad de las acusaciones de ignorancia, barbarie, misoginia, intolerancia, etc. que se suelen lanzar contra esta época, y pone las cosas en su sitio apoyando sus afirmaciones con datos. Escrito en estilo ameno y con fina ironía y sentido del humor, en él queda clara la importancia decisiva de la Edad Media para la construcción de lo que hoy es Europa. Para todos aquellos aficionados a la historia, pero, sobre todo, para los aficionados a la verdad.

sábado, 5 de marzo de 2011

Sin destino, de Imre Kertész

«Hoy no he ido a la escuela». Así empieza esta historia, como presagiando la tragedia que va a tener lugar. Gyórgy es un adolescente de quince años, que como con naturalidad, como algo casi asumido y lo más normal del mundo va a vivir en carne propia el terror del Holocausto. De padres judíos, un día cualquiera se entera de que sus padres han vendido el negocio. Al siguiente le explican que ha de ponerse una estrella amarilla. Pocos días después su padre se marcha, asignado a trabajos obligatorios. Y un día le toca el turno a él. Todo empezó cuando, con otros muchachos de su edad, fue llamado para trabajar en una fábrica. Empieza con ilusión, porque supone «ser mayor» y porque está rodeado de sus amigos de toda la vida. Hasta que un día cualquiera, de camino al trabajo, los hacen bajar del autobús… Y empieza un viaje, un viaje inevitable, un viaje (Sorstalanság) sin destino… Imre Kertész, que vivió en carne propia la experiencia de pasar año y medio en diversos campos de concentración nazis toma sus recuerdos y los convierte en una de las mejores novelas del siglo XX. En el año 2002 fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura.