«El muchacho rubio descendió un último trecho de roca y
comenzó a abrirse paso hacia la laguna. Se había quitado el suéter escolar y lo
arrastraba en una mano, pero a pesar de ello sentía la camisa gris pegada a su
piel y los cabellos aplastados contra la frente. En torno suyo, la penetrante
cicatriz que mostraba la selva estaba bañada en vapor. Avanzaba el muchacho con
dificultad entre las trepadoras y los troncos partidos, cuando un pájaro,
visión roja y amarilla, saltó en vuelo como un relámpago, con un antipático
chillido…».
Un grupo de niños solos, sin ningún adulto, arrojados en una isla perdida a causa de un accidente aéreo.
Inicialmente, todo es armonía, cooperación entusiasta y gozosa camaradería.
Pero poco a poco la realidad les conduce a un
dilema: o vivir con la esperanza de
ser rescatados, o hacer de la
situación salvaje la norma del propio vivir. Y la balanza se inclina sin
remedio hacia el segundo término.
Hola, buenos días,
ResponderEliminarLes invito a leer a Rousseau, el Contrato Social; o al menos, un resumen como el que les presento aquí,
http://josearnedo.blogspot.com/2011/04/jean-jacques-rousseau-el-contrato.html
Un saludo y gracias por haber presentado tan bien El Señor de las Moscas,
Jose