Jean Brodie es
una excéntrica y carismática profesora en una escuela femenina de Edimburgo en
los años treinta del siglo XX. Considera que ha llegado a su plenitud, «ese
momento en que se realiza aquello para lo que nacimos». Transgresora, manipuladora, puritana, admiradora de
Hitler y de Mussolini, vive centrada en la educación de un grupo selecto de alumnas —«mis niñas» las llama— a las que pretende
hacer a su imagen y semejanza, a su medida, y convertir en la crème de la crème: «invitaba a su casa a
las niñas especiales a tomar el té, les ordenaba que no se lo dijeran a las
demás niñas de la clase y les hacía confidencias». Pero sus métodos pedagógicos
entrarán en conflicto con las convenciones establecidas, a la vez que irán
derivando hacia la manipulación de sus elegidas: «dadme una niña que esté en
una edad influenciable —afirma— y será mía de por vida». Por eso dirá Sandy, una de sus preferidas: «Se toma
por la Providencia ,
se cree el Dios de Calvino, capaz de
ver el comienzo y el final». Un Dios que impide el libre albedrío, frente al
Dios de los católicos, que lo otorga. Comedia
amarga, con un excepcional manejo de los saltos en el tiempo, The Prime
of Miss Jean Brodie está
considerada como la cima de su carrera, la mejor novela de Muriel Spark.
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