La buscadora de perlas, The pearl diver en el original, está ambientada en el Japón inmediatamente posterior a la Segunda
Guerra Mundial.
La historia es la siguiente: Fuji,
una joven de diecinueve años se
adentra en las aguas cada día a buscar perlas. Un día cualquiera encuentra una
gran oreja de mar adherida a una roca. En la pelea por arrancarla, pierde pie y
se golpea en el brazo con una roca, haciéndose una herida justo en el centro de
una mancha roja que le había salido meses atrás. Empieza a sangrar, pero no
nota ningún dolor. Es entonces cuando descubre
que ha contraído la lepra, en esos tiempos una enfermedad todavía sin
tratamiento claro y que condena a sus víctimas a vivir aisladas y en
condiciones infrahumanas. Una historia dura
y sensible al mismo tiempo, profundamente humana, en la que la enfermedad lo ocupa todo. Un canto a la solidaridad y a la amistad. Me animó a leerla hace tiempo mi amigo Carlos, hace pocos
días me topé con ella de casualidad y me la he leído a ratos, sumergido en el
calor cordobés. La verdad es que, ni fu
ni fa. Nada del otro mundo. Ya
me dirás.
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