El
próximo 27 de abril tendrá lugar canonización de los papas Juan Pablo II y Juan XXIII. El llamado «Papa bueno» sigue siendo considerado el Papa del Concilio por la gran
trascendencia que el Vaticano II ha
tenido y tendrá en la Iglesia
contemporánea y en la del futuro. Además, participó como enfermero en la
Primera Guerra Mundial, fue delegado apostólico en Bulgaria,
Grecia y Turquía —donde ayudó a salvar a más de 20.000 judíos de las garras del nazismo—, así como nuncio en
París y patriarca de Venecia. En
este libro, José Luis Olaizola,
basándose sobre todo en el Diario del alma del propio Papa, en
cartas familiares y en los recuerdos del que fuera su secretario, el cardenal Loris Capovilla, reconstruye en primera
persona los recuerdos que Juan XXIII
tuvo a la hora de su muerte. Por su mente desfilan las personas a las que quiso
y que confía le abrirán las puertas del Cielo, no por lo que hizo, sino por lo
que amó. Así recrea la peripecia vital de este gran hombre que nació con
vocación de cura de aldea y terminó
siendo Papa por obediencia.
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