lunes, 17 de febrero de 2020

La ciudadela, de A. J. Cronin

“Ya entrada la tarde, un día de octubre del año 1924, un hombre joven, vestido sin preocupación, miraba distraídamente a través de la ventanilla de un compartimento de tercera clase en el tren casi vacío que, procedente de Swansea, ascendía penosamente por el valle de Penowell. (…) en la etapa final de su tedioso viaje, se hallaba más preocupado aún por la perspectiva de su destino -el primero de su carrera de médico- en esa extraña y fea región”.

El primer trabajo de Andrew Manson, un joven médico idealista, es en un pueblo minero de Gales donde se encontrará con todo tipo de problemas médicos y humanos, enfrentándose contra la corrupción del sistema sanitario en la Europa de entreguerras. Sin embargo, cuando se traslade a Londres, él mismo caerá en las redes del materialismo, cambiando su visión de la vida. Gracias a la integridad de su mujer, Christine y de sus amigos, volverá a ser el hombre que fue. El relato tiene bastante de autobiográfico, puesto que el propio Cronin, después de la Primera Guerra Mundial, trabajó en una área minera, en la zona de Gales del Sur y fue designado Inspector Médico de Minas. King Vidor (Duelo al sol), se encargará de llevar La ciudadela al cine en 1938, con Robert Donat (39 escalones), Rosalind Russell (Luna nueva) y Rex Harrison como protagonistas.