sábado, 26 de abril de 2014

Relato de un náufrago, de Gabriel García Márquez

El pasado jueves 17 de abril, a las 12:08 de la mañana, fallecía en su casa de México Gabriel García Márquez. Te recomiendo esta pequeña obrita suya, escrita en 1970, quince años después de que se diera a conocer con La hojarasca (1955).
El 28 de febrero de 1955 se conoció la noticia de que ocho miembros de la tripulación del destructor Caldas, de la marina de guerra de Colombia, habían caído al agua y desaparecido a causa de una tormenta en el mar Caribe. Una semana después, cuando ya se había desistido de la búsqueda y los marineros habían sido declarados oficialmente muertos, uno de ellos apareció moribundo en una playa desierta del norte de Colombia, después de permanecer diez días sin comer ni beber en una balsa a la deriva. Se llamaba Luis Alejandro Velasco. Este es el relato de aquella aventura, publicada inicialmente por entregas en El Espectador de Bogotá. Gabriel García Márquez, joven reportero entonces, aclaró, basándose en su diálogo con el náufrago, que no había existido tal tormenta y que los ocho hombres cayeron al mar porque la nave de guerra llevaba carga de contrabando y a causa de un bandazo motivado por el viento se soltó. El relato de aventuras se  convirtió así en denuncia política. Como consecuencia, se produjo un gran alboroto en el país que costó la gloria y la carrera al náufrago y el exilio al reportero.

sábado, 19 de abril de 2014

Juan XXIII. Una vocación frustrada, de José Luis Olaizola

El próximo 27 de abril tendrá lugar canonización de los papas Juan Pablo II y Juan XXIII. El llamado «Papa bueno» sigue siendo considerado el Papa del Concilio por la gran trascendencia que el Vaticano II ha tenido y tendrá en la Iglesia contemporánea y en la del futuro. Además, participó como enfermero en la Primera Guerra Mundial, fue delegado apostólico en Bulgaria, Grecia y Turquía —donde ayudó a salvar a más de 20.000 judíos de las garras del nazismo—, así como nuncio en París y patriarca de Venecia. En este libro, José Luis Olaizola, basándose sobre todo en el Diario del alma del propio Papa, en cartas familiares y en los recuerdos del que fuera su secretario, el cardenal Loris Capovilla, reconstruye en primera persona los recuerdos que Juan XXIII tuvo a la hora de su muerte. Por su mente desfilan las personas a las que quiso y que confía le abrirán las puertas del Cielo, no por lo que hizo, sino por lo que amó. Así recrea la peripecia vital de este gran hombre que nació con vocación de cura de aldea y terminó siendo Papa por obediencia.

sábado, 5 de abril de 2014

Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez

«Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. Lo dejo suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente: ¿Platero? y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe en no sé qué cascabeleo ideal...».

Inolvidable, el comienzo de este relato, uno de los relatos más leídos de la historia, una «elegía en prosa» como lo calificaba el propio autor, poeta y premio Nobel, «unas escenas entre el asnucho y yo». El libro más traducido después de la Biblia y El Quijote, de obligada lectura en las escuelas de primaria de Latinoamérica, celebra su centenario. Es una buena ocasión, por tanto, para leerlo, o más bien, para releerlo, pues extraño sería que alguien, a estas alturas, aún no lo hubiera descubierto. Un libro para personas de cualquier edad, que no serás capaz de leer una sola vez.