lunes, 25 de diciembre de 2023

Los atormentados, de John Connolly

«Este mundo está lleno de cosas rotas: corazones rotos y promesas rotas, personas rotas. (…) Yo estoy roto, y en represalia he roto a otros. (…) Ahora pienso que lo que yo hice era desproporcionado en relación con lo que me hicieron a mí, pero esa es la esencia de la venganza. Crece de manera exponencial. No puede controlarse. Un daño invita a otro, y así sucesivamente hasta que el agravio inicial casi se ha olvidado en medio del caos que viene después. En otro tiempo busqué venganza. Nunca más lo haré. Pero este mundo está lleno de cosas rotas».

Daniel Clay, en otro tiempo un respetado psiquiatra infantil, desapareció al salir a la luz los abusos sufridos por varios niños que él atendía. Ahora, cinco años después, y cuando ya se le ha declarado muerto, su hija, Rebecca Clay, es acosada por un desconocido que pregunta por su padre. Ese desconocido, llamado Merrick, está obsesionado con descubrir la verdad sobre la desaparición de su propia hija, y Rebecca contrata al detective Charlie Parker para deshacerse de Merrick a toda costa, porque la búsqueda de Merrick ha inducido a otros a salir de las sombras: seres atormentados decididos a vengarse, pálidos espectros que vagan sin reposo. Después de leer en 2010 Los hombres de la guadaña, y en 2015 Todo lo que muere, no había vuelto a leer nada de John Connolly. Ayer, al terminar Los atormentados, decidí leer toda la serie de Charlie Parker.


lunes, 11 de diciembre de 2023

Me enamoré de un leproso, de Ramón Alfredo Mirada Muñoz (Padre Pachús)

«Durante ese último curso en el internado no solo me metí en drogas, sino que participé en actos violentos. Y lo que es peor, agredí a un sacerdote (…). Ocurrió un día que estaba bajando con unos compañeros por unas escaleras muy estrechas. Nos cruzamos con un sacerdote y le empujé. Y no solo eso; entre varios le pegamos patadas y nos reímos de él. (…) Estando con otro sacerdote, cogimos un crucifijo, lo lanzamos al suelo, se partió en dos y nos pusimos a orinar encima. (…) Recuerdo que él lloró, besó el crucifijo y lo abrazó.».

¿Quién es capaz de amar las llagas de un leproso? ¿Verdaderamente puede Jesús cargar con nuestros pecados, con nuestra «lepra»? ¿Se puede salir de las drogas y de la violencia por medio de la fe? El Padre Ramón Alfredo Mirada Muñoz, más conocido como Pachús, cuenta como, estando metido en las drogas, se hundió hasta tocar fondo. Ahí fue donde descubrió que no estaba solo: Jesús no había dejado nunca de quererle y había salido en su busca, cuando él ya no encontraba ningún sentido a su vida.