lunes, 16 de septiembre de 2019

El último barco, de Domingo Villar

“La mujer alta dejó de leer, se tumbó boca arriba y notó que le vencía el sueño. Incluso con los ojos cerrados, sentía el destello del sol en los párpados. Le gustaba la soledad de aquella playa en la que podía pasar las horas sin otra compañía que el libro, el rumor de las olas y el canto de las aves que tenían su nido entre las dunas”.
Mónica Andrade vive en una casa pintada de azul, en una pequeña población llamada Tirán, al otro lado de la ría, un lugar donde las playas de olas mansas contrastan con el bullicio de Vigo. Allí quienes van a trabajar a la ciudad esperan en el muelle la llegada del barco que cruza cada media hora la ría de Vigo. Una mañana de otoño, el inspector Caldas recibe la visita de un hombre alarmado por la ausencia de su hija, que no se presentó a una comida familiar el fin de semana ni acudió el lunes a impartir su clase de cerámica en la Escuela de Artes y Oficios. En casa de Mónica todo sigue como si no se hubiera marchado, pero pasan los días y la joven no aparece. Setecientas páginas sin desperdicio. Terminas un capítulo y no puedes dejar de empezar el siguiente. Y un final… ¡Ya me dirás qué te parece el final!