He de reconocer que últimamente estoy un poco sensibilizado con todo lo japonés. Leer Réquiem por Nagasaki, ver la heroica reacción de los japoneses ante la tragedia, y tener el privilegio de convivir por un tiempo con alguno de ellos no me ha dejado indiferente. De formación católica, Shusaku Endo, según Graham Greene «uno de los mejores novelistas contemporáneos» presenta a la mayoría de sus personajes debatiéndose presa de complejos dilemas morales. En esta ocasión el doctor Suguro, interno en un hospital japonés durante la Segunda Guerra Mundial es captado por un ambicioso cirujano para participar en una serie de experimentos médicos que culminan en la vivisección de un prisionero estadounidense capturado. Los experimentos tienen como fin mejorar el tratamiento de la tuberculosis, pero los motivos de fondo son muy distintos: la brutalidad de los militares, la rivalidad entre los jefes de departamento del hospital, la búsqueda de ascensos y la atmósfera de nihilismo que reina en Japón ante la casi segura derrota frente a los Aliados. El progreso importa más que las personas. La acción de la novela empieza muchos años más tarde, cuando el narrador visita la destartalada consulta que el doctor Suguro tiene en las afueras de Tokio. A pesar del tiempo transcurrido, Suguro no ha superado aquel trauma: la duda, el remordimiento y la culpa continúan presentes en su vida. Una novela dura, PARA LEER y PARA PENSAR.
Si te gusta leer, este es tu blog. Leer para aprender. Leer para descansar. Leer para recomendar. Libros para ti, libros para tus hijos, libros para tus padres. Libros para todas las edades. Libros para jóvenes y libros para adultos. Lo mejor de ahora y de siempre. No son recomendaciones de un experto, sino de un aficionado a la lectura que recomienda libros a sus amigos. Espero que te gusten.
jueves, 28 de julio de 2011
La última batalla, de C.S. Lewis
Jill y Eustace deben ayudar al último de los Reyes de Narnia en el momento más crítico. Las cosas se complican y hay batallas intensísimas. Al fin, llegan a un lugar extraño y profundo que hace exclamar al Unicornio: «La razón por la cual amaba la antigua Narnia era que a veces se parecía un poco a esto». Allí, todos juntos otra vez descubren una felicidad tan maravillosa que no vale la pena cambiar por nada del mundo. La última batalla es, en palabras de Luis Daniel González, «una descripción del inevitable final de un mundo relativista y del premio que reciben quienes han sido fieles a Aslan».
sábado, 23 de julio de 2011
El caso de la sirvienta desaparecida, de Tarquin Hall

sábado, 16 de julio de 2011
Paz, de Richard Bausch
Sur de Italia. 1945, en plena Segunda Guerra Mundial. Una patrulla de soldados norteamericanos ha de llevar a cabo una misión exploratoria. La lluvia no ha dejado de caer en los últimos días, y el frío se mete hasta lo más hondo. El sargento al mando de la patrulla dispara a sangre fría a una mujer desarmada que acompaña a un soldado alemán. Todos son testigos, pero nadie hace nada. Nadie se atreve a mirar a la cara a nadie. Y la misión continúa. Y con ella, la guerra. Las peleas, las culpabilidades, los resentimientos. Y los recuerdos de “casa”, de todo aquello que no es guerra: esposas y novias, amigos, deportes, bromas, música, niños, comida, coches, padres, colegio, viviendas… A pesar de formar parte del bando de los vencedores, su situación es la de vencidos. Vencidos por una guerra a todas luces absurda, como todas las guerras. Porque eso es la novela, un alegato contra la guerra, un grito contra la barbarie, la reflexión acerca de la locura que cualquier guerra desata, y de la dificultad de mantener el sentido de la justicia en tan terribles circunstancias. Una novela comparada con El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad.
sábado, 2 de julio de 2011
Memoria del Paraíso, de Corina Dávalos
Hace poco leí una reseña de este libro de poemas en la revista Nuestro Tiempo, firmada por Javier de Navascués. A los pocos días fui a casa de un amigo. Casualmente lo acababa de leer. Y me lo prestó. No tuve más remedio que leérmelo. No soy ningún experto en poesía, pero algo he leído: que me vengan a la cabeza ahora, Bécquer, Pedro Salinas, los Machado, José Hierro, Pablo Neruda, Claudio Rodríguez, Miguel D’Ors,… Y a este poemario le falta algo. Tiene sentido de la trascendencia y al mismo tiempo cercanía a lo cotidiano. Y aun así, no sé. No me acaba de convencer. Pero bueno, ahí queda. Por lo menos no se cae de las manos, como la basura de El reino blanco de Luis Alberto de Cuenca —ya siento darle publicidad, pero no he podido resistirme— por mucho que lo incluyan en las listas de los más vendidos. ¡Menudo fiasco de listas! Os dejo con un verso de Corina, el que da título al libro: ¿Qué es la esperanza, sino memoria del Paraíso?
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