“… la palabra «traidores» no le era desconocida. Más de
una vez su madre le había hablado de un tal Judas que, por ganarse unas monedas
de plata, había traicionado a Dios. Y que luego, arrepentido por lo que había
hecho, se colgó de un árbol. «Pero aquel
árbol no era como el otro. Métetelo en la cabeza, Lucía. Aquel árbol tenía
ramas y hojas y un tronco vital. En cambio el árbol bueno era seco y tenía la
madera dura.»
Lucía es testigo de la muerte tremenda de sus padres, durante la guerra civil española,
cuando solo tiene unos pocos años. A partir de ese momento, sin nadie en la
vida que la proteja, irá cayendo en manos de diversas personas. Unas se
aprovecharán de ella. Otras, la ayudarán a sobrevivir. A lo largo de siete
décadas, Lucía crece en relación con personas muy diversas, encontrándose con
el egoísmo, la inmoralidad y la injusticia en todas sus versiones. De esta novela, la propia Mercedes Salisachs dirá: "He intentado hacer un libro que no se te caiga de las manos, que sea ameno y al mismo tiempo tenga profundidad intelectual". Es de lo mejor que he leído en los últimos meses.
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