«Si de verdad les interesa lo que voy a contarles, lo primero que querrán saber es dónde nací, cómo fue todo ese rollo de mi infancia, qué hacían mis padres antes de tenerme a mí, y demás puñetas estilo David Copperfield, pero no tengo ganas de contarles nada de eso».
Así comienza The Catcher in the Rye, literalmente «el que agarra entre el centeno», una novela escrita por un estrafalario y genial escritor americano: Jerome David Salinger. Es la historia de un joven que quiere saltarse todas las normas, que se ríe de todo, perdido en un mundo de campos de centeno bordeados por un precipicio, donde, sin embargo, hay pocos «que agarran» (el «catcher» es una posición de jugador de béisbol, el receptor, el que agarra). Sirve para contar qué es la transgresión, pero también qué es la ternura, y cómo la transgresión y la ternura pueden viajar juntas. No es un libro sencillo: hay que saber leer entre líneas. Y no es para niños, por mucho que en Estados Unidos se lea en la escuela. Es la historia del paso a la madurez.
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