«Un árbol crece en
Brooklyn. Algunos lo llaman el árbol del cielo. Caiga donde caiga su semilla,
de ella surge un árbol que lucha por alcanzar el cielo. Crece en solares
delimitados por tablas entre montones de basura abandonada. Es el único árbol
que crece en el cemento. Crece exuberante... sobrevive sin sol, sin agua, hasta
sin tierra, en apariencia. Podríamos decir que es bello, si no fuera porque hay
tantos de su misma especie».
Y a su sombra lee
siempre que puede Francie Nolan, ilusionada con leer
todos los libros de la biblioteca del barrio. Francie nos introduce en su familia, y con cariño rememora su infancia y
adolescencia. Nos da a conocer a Katie
y Johnny, sus padres, y a Neeley, su
hermano menor, al que adora. Una novela deliciosa en que los inmigrantes y los
pobres son los verdaderos protagonistas. Un relato tierno en que la importancia
de la familia, el valor del esfuerzo y la educación se presentan como básicos
en la formación de las personas. Una muestra más de cómo las raíces cristianas
de Europa fecundan el mundo. En palabras de Paul Auster, «Un libro bellísimo, de una novelista maravillosa y olvidada».
Una lectura que nadie debería perderse, IMPRESCINDIBLE.
A mi me ha encantado este libro, me parece entrañable y me ha dejado una bonita sensación.
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Saludos.