«Los cristianos llevan la misma
vida cotidiana que las demás gentes de su tiempo. Habitan las mismas ciudades,
se pasean por los mismos jardines, frecuentan los mismos lugares públicos
—aunque se les encuentra menos en las termas y en el teatro—, utilizan las
mismas carreteras, son pasajeros en los mismos navíos. Multiplican sus
relaciones, siempre dispuestos a prestar un servicio, ejerciendo todos los
trabajos salvo los que no se armonizan con su fe. Se casan como los demás,
preferentemente con correligionarios, a fin de poder compartir unas mismas
preocupaciones de vida moral y de fidelidad recíproca».
Esta vida
de todos los días, que compone la trama de la existencia cristiana y que apenas
aflora en los historiadores, más atentos a los grandes acontecimientos y a los
grandes personajes es la que nos muestra A.
G. Hamman, franciscano, profesor en el Instituto Patrístico de Roma, uno de
los mejores conocedores de la antigüedad cristiana. Con un
estilo ameno, en el que abundan las anécdotas curiosas, el autor nos lleva a
descubrir hombres y mujeres inmersos en una vida que palpita con latidos
fascinantes. Un libro que, sin duda, releerás.
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