sábado, 19 de octubre de 2013

Selección de Diez Clásicos, por José Ramón Ayllón

Diez Clásicos para amueblar la cabeza[1]




1. HOMERO. Odisea. La Odisea es un canto a la amistad, al valor, a la hospitalidad, a la prudencia, a la fidelidad a los dioses y a los hombres. El padre de la cultura occidental seduce porque retrata la excelencia humana en todas sus formas. CÁTEDRA.

2. PLATÓN. Apología de Sócrates. Critón. Carta VII. Tres de las obras más fáciles y amenas de Platón. En la Apología y el Critón recibimos la herencia heroica de un Sócrates condenado injustamente a muerte. La Carta VII es un documento excepcional donde Platón resume su biografía y su sentido de la vida. AUSTRAL.
3. MARCO AURELIO. Meditaciones. Conjunto de pensamientos sobre la condición humana y el sentido de la vida, desde la posición estoica del Emperador filósofo. Breve, sencillo y ameno. ALIANZA. GREDOS.
4. SAN AGUSTÍN. Confesiones. Media vida de Agustín será una lucha dramática entre el deseo de placer y el ansia de una verdad definitiva. El relato de esta zozobra interior lo escribirá el propio protagonista en la autobiografía más leída de la Historia, uniendo a la finura psicológica una sugestiva calidad literaria. PALABRA.
5. SHAKESPEARE. Macbeth. La conciencia nos susurra el camino, pero hay otras voces en la vida… En Macbeth, la llamada estridente de la ambición quiso imponerse. Y reinó la violencia. Hasta que el remordimiento se alzó y se convirtió en potro de tortura insoportable. Macbeth empezó a desear no haber nacido, y que la máquina del Universo estallara para siempre en mil pedazos. Una vez más, Shakespeare ha conseguido esculpir con matices insuperables la interioridad humana y su dimensión necesariamente moral. CÁTEDRA.
6. DOSTOIEWSKI. Crimen y castigo. Rodian Raskolnikov es un joven estudiante de Derecho, obsesionado por demostrarse a sí mismo que pertenece a una clase de hombres superiores: los que están por encima del bien y del mal. Raskolnikov quiere estar más allá del bien y del mal, y escoge una prueba que le parece definitiva: cometer fríamente un asesinato y conceder a esa acción la misma relevancia que se otorga a un estornudo o a un paseo. No quiere destruir un ser humano sino un principio: la conciencia moral. CÁTEDRA.
7. ORWELL. Rebelión en la granja. Para implantar la justicia, los cerdos de la Granja Animal diseñan un Estado-policía en el que “todo lo que no es obligatorio está prohibido”. En la nueva sociedad los animales son iguales, “pero algunos son más iguales que otros”. La fábula de Orwell simboliza la historia del Comunismo, desde sus orígenes quizá idealistas hasta la implantación de “la mayor empresa carcelaria de la humanidad”. DESTINO.
8. GOLDING. El Señor de las Moscas. Un avión cae sobre una isla desierta, que resulta poblada desde ese momento por los supervivientes: un puñado de niños de seis a doce años. Parece la repetición de un viejo argumento, pero cuando William Golding lo adopta en El Señor de las Moscas, escribe una obra maestra. Hay una reflexión implícita y constante sobre las deficiencias y posibilidades de la condición humana: el nacimiento de la sociedad en equilibrio inestable entre la solidaridad y el egoísmo, el sentido de la vida, la felicidad, la violencia, el más allá, la irracionalidad… ALIANZA.
9. VIKTOR FRANKL. El hombre en busca de sentido. Magnífico relato de un superviviente. Entre sus recuerdos del campo de exterminio nazi, algunos “hombres que iban de barracón en barracón consolando a los demás, dándoles el último trozo de pan que les quedaba. Puede que fueran pocos, pero ofrecían pruebas suficientes de que al hombre se le puede arrebatar todo salvo la última libertad: la elección de su propio camino”. HERDER.

10. CERVANTES. Don Quijote de la Mancha. En pocas palabras: la mejor novela del mundo.

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