miércoles, 20 de marzo de 2019

Una historia sencilla, de Leonardo Sciascia


“La llamada telefónica se produjo a las 9.37 de la noche del 18 de marzo, sábado, víspera de la rutilante y retumbante fiesta que la ciudad dedicaba a San José Carpintero: y al carpintero precisamente se ofrecían las hogueras de muebles viejos que esa noche se encendían en los barrios populares…”
Una historia sencilla que, en realidad, no lo es tanto. Como te despistes, te pierdes, a pesar de su brevedad (78 págs.) y llegas al final desconcertado, sin saber qué ha ocurrido. Una novela policíaca siciliana con fondo de mafia y droga, aunque jamás se nombra ni la una ni la otra. Todo empieza con una llamada telefónica a la policía comunicándole el aparente suicidio de una persona. A partir de ese momento, de repente, la historia va creciendo, se dilata, se embrolla sin dejarnos ni un instante de reflexión. Eso, que nos ocurre a nosotros, los lectores, le ocurre también al inspector, el único personaje que busca la verdad. Lo mismo que ocurrió al autor, Sciascia, quien, hasta un mes antes de su muerte en 1989, cuando entregó este libro a su editor italiano, se obstinó en «sondear escrupulosamente las posibilidades que tal vez queden aún a la justicia» (Justicia, Dürrenmatt).

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