«El 21 de junio de 1922 a las seis y media, cuando el conde
Aleksandr Ilich Rostov salió escoltado por la puerta del Kremlin a la Plaza
Roja, hacía un día fresco y espléndido. El conde echó los hombros hacia atrás,
sin detener el paso, e inspiró hondo, como quien sale del agua después de nadar».
Condenado a muerte por los
bolcheviques en 1922, el conde Aleksandr Ilich Rostov elude su trágico final
por un inusitado giro del destino. Gracias a un poema subversivo escrito diez
años antes, el comité revolucionario conmuta la pena máxima por un arresto
domiciliario inaudito: el aristócrata deberá pasar el resto de sus días en el
hotel Metropol, microcosmos de la sociedad rusa y conspicuo exponente del lujo
y la decadencia que el nuevo régimen se ha propuesto erradicar. En esta curiosa
historia se basa la segunda novela de Amor Towles, que se consolida como uno de
los escritores norteamericanos más interesantes del momento. Escrita con elegancia,
sentido del humor y un aprecio por los grandes clásicos de la literatura rusa, es,
sin duda, una lectura muy recomendable. Una novela sobre un confinamiento, para
leer en tiempos de confinamiento.
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