«Mi hermano pequeño y yo estábamos hurgando con unos palos en la tierra blanda, que apestaba a grasa y a ceniza, del crematorio del valle, un crematorio improvisado y de lo más sencillo: un mero foso casi a ras del suelo en un calvero abierto en medio de una espesa vegetación de arbustos. La bruma del crepúsculo, fría como las aguas subterráneas que manan en los bosques, ya llenaba el fondo del valle; pero sobre la pequeña aldea donde vivíamos, agrupada alrededor de la carretera sin asfaltar, en la falda de la colina, descendía suavemente una luz color vino púrpura. Me incorporé, al tiempo que un débil bostezo llenaba mi boca. Mi hermano también se incorporó, bostezó y me sonrió.».
Cuando, en los días de la guerra
del Pacífico, un avión enemigo se estrella en las montañas de una aldea de
cazadores, los habitantes capturan al único superviviente, un soldado negro. Cerrada la escuela después de una durísima estación de lluvias, los niños descubren con la llegada del prisionero negro una
realidad excepcional, entre el terror y el asombro. El extraño altera el curso
de los días repetidos: como si lo sagrado irrumpiera en la vida, y la
transformara dotándola de un sentido nuevo. Premio Nobel en 1994, Kenzaburo Oé falleció el
13 de marzo de 2023 a los 88 años de edad. «La presa» fue llevada al cine por
Nagisha Oshima en 1961.
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