lunes, 26 de mayo de 2025

El Papa de la alegría, de Juan Vicente Boo

«Al poco tiempo de la elección de Francisco, muchas personas comenzaron a sonreír más. (…) Como periodista en el Vaticano, sigo cada día todas las intervenciones de Francisco, tanto en Roma como en los viajes. (…) aquella sonrisa del nuevo papa, que enseguida cautivó al mundo, me intrigaba porque sabía que no era “suya”. Le conocía desde 2001. Era un hombre muy valioso, pero demasiado serio, casi apesadumbrado. Empecé a investigar estos llamativos cambios y descubrí que la alegría era una de sus grandes propuestas para quien fuese elegido sucesor de Benedicto XVI. El 7 de marzo de 2013, en un breve discurso a todos los cardenales, les dijo que la Iglesia necesitaba un papa que ayudase a redescubrir “la dulce y confortadora alegría de evangelizar”. Estaba levantando la bandera de la alegría. Era un programa. Ese discurso cambió la historia. Seis días después lo elegían a él».

Juan Vicente Boo, veterano vaticanista, desde su llegada a Roma en 1998 ha sido testigo cotidiano de los últimos siete años de Juan Pablo II, el pontificado de Benedicto XVI y el del Papa Francisco. En esta obra nos ofrece un retrato único y diferente de Francisco que sorprenderá a muchos.

lunes, 12 de mayo de 2025

Muerte de un viajante, de Arthur Miller

«LINDA (al oír a Willy en el exterior del dormitorio, le llama, algo turbada): ¡Willy!

WILLY: Aquí estoy. He vuelto.

LINDA: ¿Por qué? ¿Qué ha ocurrido? (Breve pausa). ¿Ha ocurrido algo, Willy?

WILLY: No, nada.

LINDA: No habrás tenido un accidente, ¿verdad?

WILLY (con afectada irritación): Te he dicho que no ha ocurrido nada. ¿Es que no me has oído?

LINDA: ¿No te encuentras bien?

WILLY: Estoy muerto de cansancio. (La música de flauta ha cesado. Willy se sienta en la cama, al lado de su mujer, un tanto aturdido). No he podido aguantar, Linda. No he podido aguantar más».

Willy Loman ha trabajado como viajante de comercio durante toda su vida para conseguir lo que cualquier hombre desea: comprar una casa, educar a sus hijos, darle una vida digna a su mujer. Tiene sesenta años, y está extenuado; pide un aumento de sueldo, pero se lo niegan y acaba siendo despedido «por su propio bien», pues ya no rinde en su trabajo como antes. ¿Dónde está el error?, ¿en él o en los demás? «La tragedia de Willy Loman está en que dio su vida, o la vendió, para justificar que la había desperdiciado», escribió Arthur Miller, quien, a propósito de la triste vigencia de esta obra, dijo en cierta ocasión: «El que siga habiendo tantos Willy en el mundo se debe a que el hombre se supedita a las imperiosas necesidades de la sociedad o de la tecnología aniquilándose como individuo». Ha sido llevada al cine en dos ocasiones: En 1951, por Laslo Benedek; y en 1985, por Volker Schlöndorff, con Dustin Hoffmann, Kate Reid, John Malkovich y Stephen Lang como protagonistas principales.