«Un
anciano en la popa de un barco. En los brazos sostiene una maleta ligera y a
una criatura, todavía más ligera. Es el único que lo sabe, porque el resto de
las personas que lo sabían están muertas».
Una fría mañana de noviembre, tras un penoso viaje en barco, un
anciano, el señor Linh, desembarca
en un país donde no conoce a nadie y cuya lengua ignora. Huye de una guerra que ha acabado con su familia y destrozado su
aldea. La guerra le ha robado todo menos a su nieta, un bebé llamado Sang Diu, que en su idioma significa “Mañana dulce”, una niña tranquila que
duerme siempre que el abuelo tararee su nana, la melodía que han cantado
durante generaciones las mujeres de la familia. La nieta del señor Linh (La
petite fille de Monsieur Linh en el original) es una novela muy corta (apenas 128 páginas), narrada en tercera persona,
y habla del exilio, la soledad y, sobre todo, la importancia
que tiene la amistad, auténtica
medicina para no perder la esperanza. No
te arrepentirás de leerlo.
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