«¿Por qué nos gusta
la literatura? ¿Qué buscamos en las historias de Homero o Cervantes, de
Shakespeare o Tolkien? La respuesta es sencilla y complicada al mismo tiempo:
nos buscamos a nosotros mismos. A veces ser humano es difícil, escribió el
poeta Aleixandre. Y es verdad, porque todos sufrimos la desconcertante e íntima
desproporción entre lo que deseamos y lo que conseguimos. Perseguimos el
equilibrio y la felicidad, pero obtenemos el desasosiego de una raquítica
cuenta de resultados. Tal vez por eso nos gustan los relatos literarios:
queremos aprender de sus protagonistas, conocer lo que han hecho para lograr la
plenitud, saber qué caminos han elegido o rechazado, y qué han logrado a fin de
cuentas.»
La literatura,
además de ser fuente de placer, nos permite ahondar en las grandes preguntas de la humanidad y conocer formas de entender el mundo. De la mano de Homero, Defoe, Cervantes, Saint-Exupéry, Ana Frank, Etty Hillesum,
Delibes, Golding, Verne, Tolkien, Shakespeare y Dostoievski nos adentramos en los temas fundamentales de la filosofía: la inteligencia, la verdad,
la familia, los sentimientos, la ciencia,
el bien y el mal, la muerte... Y
profundizamos, gracias a Orwell, London y Nietzsche, en algunas de las principales corrientes de pensamiento que configuran la cultura de nuestra
sociedad, como el positivismo, el comunismo o la teoría nietzscheana del superhombre.
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