Lo que hace falta es callar
Luis Daniel González, bienvenidosalafiesta
El Sunset Limited, de Cormac Mc Carthy, es una obra de teatro en su origen, o una novela en forma dramática, que presenta un diálogo que tiene lugar en un cuarto de un gueto negro de Nueva York, entre dos hombres, Blanco y Negro. La breve presentación dice del primero que tiene mediana edad y del segundo que es corpulento. Se irá deduciendo del diálogo que Negro salvó a Blanco de arrojarse al paso del tren, el Sunset Limited; que Negro tuvo un pasado turbulento pero una experiencia en la cárcel le hizo convertirse, y que Blanco es un profesor culto y desesperado. Toda la conversación es un intento, por parte de Negro, de convencer a Blanco de que no intente suicidarse de nuevo.
Si muchos lectores ya sabían del enorme talento del autor para las descripciones y para los diálogos lacónicos, aquí podrán comprobar su maestría para construir un largo combate dialéctico entre dos personajes que tienen voces completamente distintas: una cálida y de argot, otra desgarrada y culta. Y, como corresponde a un autor cuidadoso, verán que deja que cada uno de sus personajes hable con toda la fuerza que tienen sus argumentos, vitales los de uno e intelectuales los de otro, y que no intenta forzar más de la cuenta el pulso que ambos sostienen.
En mi opinión, una clave del diálogo, donde se reflejan actitudes de fondo, está en el comentario de Blanco: «creo en la preponderancia del intelecto»; y en la réplica de Negro: «antes de empezar a leer la biblia yo también estaba en el rollo de la preponderancia» (…). No tanto como usted, pero bueno. (…) Me quité de encima todo aquello y lo dije: Por favor, ayúdame, dije. Y él me ayudó». En otro momento Negro sí le dice a Blanco cuál es su problema: «La luz está en todas partes, lo que pasa es que usted no ve más que sombra alrededor. Y la sombra es usted. Usted hace la sombra».
Otra clave, donde se ve quien lleva la iniciativa, se puede apreciar en otros comentarios de Negro. Uno: «no tengo ni puñetera idea de por qué Dios es como es. No sé por qué me habló a mí. Yo no lo hubiera hecho»; otro: «si Dios es Dios le puede hablar a su corazón en cualquier momento. Le diré más: si me habló a mí (y ya le digo yo que lo hizo), es que puede hablarle a cualquiera»; y un tercero, quizá el mejor: «La cosa no va de ser virtuoso. Lo único que hace falta es estar callado. No puedo hablar por boca del Señor, pero la experiencia que he tenido me hace creer que él habla al que está dispuesto a escuchar. No es necesario que sea virtuoso».
Al leer el libro, para mí el más impactante desde hace mucho tiempo, he pensado que McCarthy podría haberse inspirado en aforismos de Nicolás Gómez Dávila. Así, y entre otros, Blanco encaja de lleno con el que dice que «Si no se suicida, el ateo no tiene derecho a creerse lúcido»; y los razonamientos de Negro respiran la convicción de que «La sabiduría se reduce a no enseñarle a Dios cómo se deben hacer las cosas».
Cormac McCarthy. El Sunset Limited (The Sunset Limited, 2006), Barcelona: Mondadori, 2012; 112 pp.; trad. de Luis Murillo Fort; ISBN: 978-84-397-2502-2.
Si muchos lectores ya sabían del enorme talento del autor para las descripciones y para los diálogos lacónicos, aquí podrán comprobar su maestría para construir un largo combate dialéctico entre dos personajes que tienen voces completamente distintas: una cálida y de argot, otra desgarrada y culta. Y, como corresponde a un autor cuidadoso, verán que deja que cada uno de sus personajes hable con toda la fuerza que tienen sus argumentos, vitales los de uno e intelectuales los de otro, y que no intenta forzar más de la cuenta el pulso que ambos sostienen.
En mi opinión, una clave del diálogo, donde se reflejan actitudes de fondo, está en el comentario de Blanco: «creo en la preponderancia del intelecto»; y en la réplica de Negro: «antes de empezar a leer la biblia yo también estaba en el rollo de la preponderancia» (…). No tanto como usted, pero bueno. (…) Me quité de encima todo aquello y lo dije: Por favor, ayúdame, dije. Y él me ayudó». En otro momento Negro sí le dice a Blanco cuál es su problema: «La luz está en todas partes, lo que pasa es que usted no ve más que sombra alrededor. Y la sombra es usted. Usted hace la sombra».
Otra clave, donde se ve quien lleva la iniciativa, se puede apreciar en otros comentarios de Negro. Uno: «no tengo ni puñetera idea de por qué Dios es como es. No sé por qué me habló a mí. Yo no lo hubiera hecho»; otro: «si Dios es Dios le puede hablar a su corazón en cualquier momento. Le diré más: si me habló a mí (y ya le digo yo que lo hizo), es que puede hablarle a cualquiera»; y un tercero, quizá el mejor: «La cosa no va de ser virtuoso. Lo único que hace falta es estar callado. No puedo hablar por boca del Señor, pero la experiencia que he tenido me hace creer que él habla al que está dispuesto a escuchar. No es necesario que sea virtuoso».
Al leer el libro, para mí el más impactante desde hace mucho tiempo, he pensado que McCarthy podría haberse inspirado en aforismos de Nicolás Gómez Dávila. Así, y entre otros, Blanco encaja de lleno con el que dice que «Si no se suicida, el ateo no tiene derecho a creerse lúcido»; y los razonamientos de Negro respiran la convicción de que «La sabiduría se reduce a no enseñarle a Dios cómo se deben hacer las cosas».
Cormac McCarthy. El Sunset Limited (The Sunset Limited, 2006), Barcelona: Mondadori, 2012; 112 pp.; trad. de Luis Murillo Fort; ISBN: 978-84-397-2502-2.
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