No
lejos del Palacio Real de Madrid se levanta el CASI, Centro de Acogida San Isidro, el más antiguo y
grande de España. Turistas y vecinos conviven allí con el colectivo más
vulnerable, caótico y olvidado de nuestra sociedad: el de las personas sin
hogar. Aquellos a los que no les queda nada salvo un último propósito de
supervivencia. Su número sigue creciendo, silenciosamente, en el seno de
nuestras ciudades.
Bustos nunca pensó escribir un libro como este. Pero al poco de mudarse –sin saberlo– al barrio de los sintecho intuyó en ellos un mensaje de dignidad herida que nos interpela a todos, más allá de la empatía momentánea o de la agenda política. Y este es el resultado: Un libro, en palabras de Gregorio Luri, pleno de “cultura amplia y asentada, curiosidad, estilo, picardía, sagacidad, intuición, ironía…”.
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