lunes, 30 de mayo de 2022

Domingo Villar, La playa de los ahogados

«El inspector Leo Caldas se bajó del taxi y dio dos zancadas para evitar los charcos que inundaban la acera. Entró en el vestíbulo del hospital, se abrió paso entre la gente que esperaba frente a los ascensores y se dirigió a las escaleras. Subió hasta la segunda planta y avanzó por un pasillo flanqueado por hileras de puertas cerradas. Se detuvo ante la marcada con el número 211, la abrió ligeramente y miró al interior. Tras una mascarilla verde, un hombre dormía sobre la cama más próxima a la ventana. La televisión estaba encendida, sin voz, y la otra cama vacía y con las sábanas dobladas sobre el colchón».

El pasado miércoles 18 de mayo de 2022 me enteré del fallecimiento de Domingo Villar, con sólo 51 años, y dejando mujer y tres hijos. La verdad es que me impactó bastante la noticia. Disfruté leyendo La playa de los ahogados, y no menos con Ojos de Agua y El último barco. En la que nos ocupa, una mañana, el cadáver de un marinero es arrastrado por la marea hasta la orilla de una playa gallega. Si no tuviese las manos atadas, Justo Castelo sería otro de los hijos del mar que encontró su tumba entre las aguas mientras faenaba. El lacónico inspector Leo Caldas se sumerge en el ambiente marinero del pueblo, tratando de esclarecer el crimen entre hombres y mujeres que se resisten a desvelar sus sospechas y que, cuando se deciden a hablar, apuntan en una dirección demasiado insólita. Tampoco facilita las cosas el carácter impulsivo de Rafael Estévez, su ayudante aragonés, que no acaba de adaptarse a la forma de ser del inspector. De lo mejorcito en novela policíaca dentro del panorama narrativo español. Fue llevada al cine en 2015.








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