Treasure Island, La isla del tesoro. Novela de aventuras, tradicionalmente considerada para jóvenes porque habla de piratas, de batallas y de abordajes, y porque te mantiene en vilo. En realidad, es un libro para niños sobre todo porque enseña lo sutil y ambigua que es la frontera que separa el bien del mal, y cómo la aventura es un ritual de paso, un camino doloroso que, ha de ser recorrido, porque sirve para hacerse mayor, cueste lo que cueste. Jim, el protagonista, es un chico simpático que vive una vida normal, sin grandes preocupaciones. Un día llama a su puerta el capitán, con su coleta embreada, su baúl, el cuchillo y aquella terrorífica canción: Quince hombres van en el cofre del muerto, ¡ja, ja, ja, y una botella de ron!... Este personaje servirá de pretexto a Stevenson para que Jim se haga un hombre, para que viva la adolescencia con el dolor y los sufrimientos que le son propios. La isla del tesoro es, pues, una especie de viaje de iniciación, el libro de un viaje que culminará de forma bien distinta de como se anunciaba en un principio. En el fondo supone el final de la inocencia: de repente, el mundo infantil se ha convertido en un mundo de adultos.
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The Road es una novela corta, de poco más de doscientas páginas, galardonada con el Premio Pulitzer 2007. Desde la primera página te das cuenta de lo bien escrita que está. Pero al mismo tiempo de lo dura que va a ser. La acción transcurre en la inmensidad del territorio norteamericano, desolado por lo que parece haber sido un desastre nuclear. Un padre y su hijo se dirigen hacia el sur, huyendo del hambre, del frío y de la desolación. Por el camino han de defenderse de otros supervivientes con los que se encuentran y que, como buitres, intentan robarles sus escasas pertenencias y los pocos alimentos y agua que llevan consigo. Sin embargo, su batalla más importante es la que les enfrenta a la peor tentación: el desánimo, la desesperanza, y la visión de la muerte como única alternativa. Esto hace que la novela resulte en algunos momentos triste y algo cruda, poco adecuada para levantar el ánimo. En ella encontramos temas como el amor entre padres e hijos o la validez de las normas éticas en situaciones extremas. El autor, Cormac Mc Carthy, está considerado como uno de los cuatro mejores novelistas norteamericanos en la actualidad. Llevada al cine por John Hillcoat, y protagonizada por Viggo Mortensen (el Aragorn de El Señor de los Anillos) ha logrado, por la sencillez de la historia, por la hondura antropológica y por la impactante puesta en escena una película de altura, inolvidable, brutal.
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Scout y Jem son dos hermanos (chica y chico) que perdieron a su madre cuando tenían dos y ocho años respectivamente. Desde entonces fueron educados por Atticus, su padre, abogado de prestigio. Viven en Maycomb (Alabama) en los años que siguieron a la Gran Depresión. Su vida transcurre alegremente entre jornadas de escuela y ratos de juego en el patio trasero de su casa. Pero un acontecimiento transformará totalmente sus vidas: su padre ha asumido la defensa de un muchacho negro acusado de haber abusado de una chica blanca, y eso en Maycomb, dominada por prejuicios racistas, es imperdonable. En esta gran novela —To Kill a Hockingbird en el original—, que le sirvió a Harper Lee para ganar el Premio Pulitzer en 1960, la autora nos ofrece un ejemplo de integridad y valentía, mostrando con nitidez lo que significa educar y ser padre. Gregory Peck se enamoró de ella, compró los derechos y la llevó al cine, constituyendo todo un éxito y llevándose un Óscar. Pero de la película os hablaré otro día.
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Cuando hace más de diez años vi a Alejandro leyendo este libro mientras esperaba a que su madre llegara a recogerle al colegio pensé: ¡Dios mío, pero qué está leyendo este muchacho! Luego lo leí yo. Y me enganché. He pasado muy buenos ratos con las aventuras de Harry, Ron y Hermione, tres buenos amigos, alumnos de Hogwarts, un colegio interno de magia y hechicería. Quizá te preguntes qué hago a estas alturas de la película recomendando este libro. Muy sencillo: la semana pasada tuve la oportunidad de ver la última película de la serie y me llevé tal desilusión que me dije: vamos a recordar a quien quiera escucharlo que, en la mayor parte de las ocasiones, ¡ES MUCHO MEJOR EL LIBRO QUE LA PELÍCULA! Y este es, claramente, uno de esos casos. No te engañes. Si has visto la película, lee el libro. Disfrutarás mucho más.
Think of a Number es el título original de esta gran novela, de lo mejorcito que se ha publicado últimamente en el género policíaco. David Gurney es un detective triunfador que ha resuelto casos muy difíciles de asesinos en serie y tiene un gran prestigio. Ha dejado la policía y se ha retirado a vivir al campo con Madeleine, su esposa, con la que mantiene una relación que pasa por momentos difíciles. Un día recibe la llamada de un antiguo compañero de la universidad que le pide su ayuda: ha recibido amenazas de una persona que parece conocerle muy bien, e incluso saber lo que piensa. Y está aterrado. A pesar de las reticencias de Madeleine, a quien le gustaría que Dave dejara de verdad y definitivamente la policía, decide ayudarle. Entonces se verá envuelto en el caso más complicado de su carrera, un caso en el que pondrá en peligro, sin pretenderlo, su vida y la de su esposa. Con una trama muy bien construida, y dosificando la intriga, Vernon consigue en su primera novela enganchar al lector, ponerle en tensión, hasta llegar a encogerle el corazón en unas cuarenta últimas páginas espectaculares. De él dirá John Katzenbach, autor de El psicoanalista: "Es uno de los mejores thrillers que he leído en años".