«El autobús estaba a punto de arrancar, retumbaba
sordamente entre repentinos carraspeos y sollozos. La plaza estaba silenciosa
en el gris del alba, hilachas de niebla entre los campanarios de la Matrice:
sólo el retumbar del autobús y la voz, implorante e irónica, del vendedor de
tortas, “tortas calientes, tortas”. El cobrador cerró la puerta, el autobús
arrancó con un fragor de chatarra. El último vistazo que el cobrador echó a la
plaza captó al hombre vestido de oscuro que llegaba corriendo; el cobrador le
dijo al conductor “un momento” y abrió la puerta con el autobús todavía en
marcha. Se oyeron dos disparos desgarrados: el hombre vestido de oscuro, justo
cuando iba a saltar al estribo, quedó suspendido por un instante, como si una
mano invisible retirase del pelo; se le cayó la cartera de la mano y,
lentamente, sobre la cartera se desplomó».
Los pasajeros se
apresuran a huir, y nadie ha visto nada,
o eso dicen. Pero las circunstancias de esta muerte parecen cada vez más
complejas. Además, puede que la misteriosa desaparición del campesino Mendolìa guarde relación con el caso. Bellodi,
joven capitán de carabineros y ex partisano será el encargado de llevar a cabo la investigación y de rasgar con su
empeño el silencio plomizo de toda una sociedad. Sciascia, con Il giorno della civetta, nos ofrece un retrato de la mafia siciliana en estado
puro, y con calidad literaria, haciendo de ella una novela IMPRESCINDIBLE. Existe una versión cinematográfica de 1968, protagonizada por Claudia Cardinale y Franco Nero.
Totalmente de acuerdo: fantástica.
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