“Cada
mañana los pastorcillos se levantan con alegría porque van a pasar el día
juntos. Desayunan al amanecer, rezan una oración al ángel de la guarda y salen
con el rebaño hacia el Gredal, una pequeña laguna cercana al caserío. Es el
punto de cita donde reúnen los dos hatos de ovejas y los conducen, meseta
arriba, hacia los pastos que decide Lucia”
Los
tres pastorcillos de Fátima comenzaron sus vidas en la honradez de
una vida sencilla, e hicieron de su
labor de pastores un ejemplo de humanidad para sus familiares y compañeros. La visita de la Virgen supuso un reto
de superación en su forma de entender su relación con Dios. Esta es la historia
de los tres pastorcitos portugueses a los que se les apareció la Virgen de Fátima el 13 de mayo de 1917. Lucia,
de 10 años, y sus primos, Francisco de 9 años y Jacinta
de 7 años, recibieron el mensaje de la Señora : el mal del mundo, la causa de sus guerras
y desastres es el pecado; la oración y el sacrificio son los medios para
conseguir la salvación. Francisco y Jacinta murieron pronto,
ofreciendo su vida por la paz del mundo. Lucia se quedó, como le había
prometido la Virgen ,
para extender la devoción de su Sagrado Corazón.
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