sábado, 28 de diciembre de 2013

Correr para vivir, de Lopez Lomong

Lo acabo de terminar. Empecé, y no he podido parar. Correr para vivir (Running for my life), es la historia real de un joven que, teniéndolo todo en contra, es capaz de perseguir y lograr un sueño a todas luces inalcanzable. Una historia de superación, llena de valores y, sobre todo, de confianza en Dios. Increíble. Espectacular. Apasionante desde la primera página hasta la última. López Lomong nació en Kimotong, un pequeño pueblo del sur de Sudán en 1985. Con tan sólo 6 años, fue secuestrado por unos soldados rebeldes e internado en un campo de entrenamiento de «niños soldado». En compañía de unos amigos —«mis ángeles» los llamaba— que cuidaron de él desde el primer día, consiguió escapar y llegar a un campo de refugiados en Kenia. Allí pasó diez años, sin saber nada de su familia y llegando a dar a sus padres por muertos. Fue entonces cuando se le presentó la oportunidad de su vida: ser adoptado por una familia de Estados Unidos. Allí siguió corriendo como lo había hecho toda su vida y pudo cumplir su sueño: ser atleta profesional y competir y representar a su país de acogida en las Olimpiadas. Un estupendo regalo para estas fechas de Navidad y Reyes.






miércoles, 25 de diciembre de 2013

Un poema: Peregrino, de Luis Cernuda

Peregrino[1]

¿Volver? Vuelva el que tenga,
Tras largos años, tras un largo viaje,
Cansancio del camino y la codicia
De su tierra, su casa, sus amigos,
Del amor que al regreso fiel le espere.

Mas ¿tú? ¿Volver? Regresar no piensas,
Sino seguir libre adelante,
Disponible por siempre, mozo o viejo,
Sin hijo que te busque, como a Ulises,
Sin Ítaca que aguarde y sin Penélope.

Sigue, sigue adelante y no regreses,
Fiel hasta el fin del camino y tu vida,
No eches de menos un destino más fácil,
Tus pies sobre la tierra antes no hollada,
Tus ojos frente a lo antes nunca visto.


[1] De La realidad y el deseo, Renacimiento, Sevilla 2008.

sábado, 21 de diciembre de 2013

La bibliotecaria de Auschwitz, de Antonio G. Iturbe

«Esos oficiales que visten de negro y miran la muerte con la indiferencia de los enterradores, ignoran que, sobre ese fango oscuro en el que se hunde todo, Alfred Hirsch ha levantado una escuela. Ellos no lo saben, y es preciso que no lo sepan».
Y allí, en esos barracones llenos de niños se encuentra Dita. Ella se encarga de custodiar, mantener y prestar los pocos libros que han conseguido. Cada día, recibe pedidos y los distribuye entre los tutores de los distintos grupos de alumnos ocultándolos bajo su vestido, en cuyo interior ha cosido unos bolsillos. Entre los prisioneros circulan, entre otros, la Breve historia del mundo de H. G. Wells, un atlas, un  libro de álgebra, El conde de Montecristo de Alejandro Dumas o La ciudadela de A. J. Cronin. Y también los llamados «libros vivientes», entre los que se encuentra El maravilloso viaje de Nils Holgersson. Esta novela está inspirada en una historia real y exquisitamente documentada, emociona y está llena de valores. Un homenaje a los libros y a aquellos que arriesgan su vida para mantener viva la magia de la lectura.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Historias y cuentos de Navidad, por Juan Luis Lorda


Historias y cuentos de Navidad[1]
Ningún cuento puede competir con el que escribió Charles Dickens en 1844, Canción de Navidad. A través de los sueños que sobresaltan al rico avaro Mr. Scrooge, Dickens sabe evocar todas las nostalgias de la Navidad. Y muestra que el principal calor de estos días nace del cariño en los hogares. Buen pregón y mensaje para las fiestas. Pocos lo habrán leído y casi todos lo habrán visto en alguna de las múltiples versiones cinematográficas. Porque es una de las historias que más veces ha sido llevada al cine. La primera fue en 1913. Desde entonces, se ha rodado de todas las maneras posibles, incluso en dibujos animados (Murakami) y con teleñecos (y Michel Caine). Pero la versión más famosa es la de Brian Desmond Hust (1951), con un impresionante Alistair Sin como Mr. Scrooge. Año tras año, vuelve a la pantalla, lo mismo que la inolvidable película de Frank Capra, Qué bello es vivir. En el fondo, es una relectura de la historia de Dickens. Con James Stewart a punto de suicidarse, y un simpático ángel que le hace pensar en lo que habría pasado si no hubiera vivido. Nadie está de sobra en el mundo. También es un buen mensaje de Navidad.
Algo tiene la Navidad cuando sus historias y cuentos pueden decirnos sencillamente cosas tan importantes. Como si estuvieran dirigidas a niños, nos las recuerdan a los mayores. Ya las sabemos, pero, en otras circunstancias, nos da pudor decirlas. Quizá porque son enormemente bonitas, sencillas y tiernas. En otras épocas del año, preferimos lenguajes abstractos, que siempre son menos tiernos que los cuentos. Probablemente es una manera de resistirse a reconocer que, en el fondo, seguimos siendo niños. Porque aspiramos a lo mismo que ellos: un poco de cariño, un poco de protección, un poco de fiesta y tiempo para jugar. El mundo de los mayores, con sus seriedades y preocupaciones, es sólo para las horas de trabajo. Pero la felicidad tiene que ver con lo que ingenuamente desean los niños. No hay otra fórmula: "Si no os hacéis como niños...".
La Navidad, por ser para niños, es tiempo de historias y cuentos. Y, desde que existe Internet, se pueden encontrar por miles en la red. Para todos los gustos. También hay cuentos horrorosos, desesperanzados y posmodernos. Quieren ser cuentos para mayores y, por eso mismo, han perdido el Norte, y no saben adónde van. En cambio, me aconsejaron el cuento que publicó hace pocos años Enrique Monasterio, El Belén que puso Dios. Empieza de una manera preciosa: "Al principio Dios quiso poner un Belén y creó el universo para adornar la cuna". Explica que la Navidad "no es un aniversario, ni un recuerdo; tampoco es un sentimiento; es el día en que Dios pone un Belén en cada alma". Y con esa inspiración construye su relato. Estupendo.
Pero la principal historia de la Navidad no es un cuento ni una recreación literaria. Es el recuerdo del Nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios que nació de María en aquella noche, santa desde entonces. Por eso, antes que un cuento, en Navidad hay que recomendar los comienzos del Evangelio de San Lucas y de San Mateo. En Alemania, existe la entrañable costumbre de leer en familia, en voz alta, junto al Belén, el capítulo 2 de San Lucas, en la misma noche de Navidad. Allí aparecen María y José, y se nos cuenta que no encontraron sitio en la posada, y que tuvieron que buscar un pesebre. Y se recuerda la alegría inmensa de los ángeles y su anuncio a los pastores. Con ese mensaje de Dios, que siempre es oportuno para los hombres que debemos ser niños: "Gloria a Dios en el Cielo y en la Tierra paz a los hombres que ama el Señor".




[1] Juan Luis Lorda, La Verdad de Murcia, 24 de diciembre de 2004.

sábado, 14 de diciembre de 2013

Cuento de Navidad, de Charles Dickens

“Son unas fechas deliciosas, un tiempo de perdón, de afecto, de caridad; el único momento que conozco en el largo calendario del año, en que hombres y mujeres parecen haberse puesto de acuerdo para abrir libremente sus cerrados corazones y para considerar a la gente de abajo como compañeros de viaje hacia la tumba y no como seres de otra especie embarcados con otro destino”.

Así se expresa, aludiendo a los ya cercanos días de Navidad, el sobrino del viejo y avaro Ebenezar Scrooge, protagonista de esta novela corta, Cuento de Navidad (A Christmas Carol). Charles Dickens, a través de Scrooge, nos muestra una Navidad en la que deben prevalecer los valores familiares y la generosidad. El señor Scrooge, que vive para sí mismo y preocupado únicamente por su negocio, menosprecia al ser humano y cualquier sentimiento de amor o compasión. La noche antes de Navidad, su socio Marley, muerto siete años antes, se le aparece advirtiéndole de la visita de tres fantasmas: El fantasma del Pasado, del Presente y del Futuro. Esta visita logra operar en Scrooge un cambio definitivo. En los tiempos que corren, esta imprescindible novela nos hace llegar un mensaje de esperanza y la posibilidad de cambio en un mundo golpeado por la crisis económica, el hambre, las guerras y, sobre todo, nuestro propio egoísmo. Excelente, respetuosa y ágil adaptación de Pablo Antón Pascual, con ilustraciones del joven Christian Birmingham.

sábado, 7 de diciembre de 2013

Cartas de Papá Noel, de J. R. R. Tolkien

Todos los años, durante más de veinte, cuando se aproximaba la Navidad, los hijos de J. R. R. Tolkien recibían un sobre con un sello del Polo Norte. Dentro había una carta escrita con una extraña letra temblorosa y un dibujo de vivos colores o algunos bocetos. El remitente era Papá Noel. Las cartas aparecían misteriosamente, a menudo espolvoreadas con nieve fresca, en la chimenea, y algunas veces las traía el cartero. Hablaban de sucesos del Polo Norte, divertidos o alarmantes, acompañados siempre por maravillosos dibujos: cómo se soltaron todos los renos de los trineos y desperdigaron los regalos; cómo el Oso Polar escaló el Polo Norte y se cayó por el tejado de la casa de Papá Noel para aterrizar en el comedor; cómo rompió la Luna en cuatro partes e hizo que el hombre que vive en ella cayera en el jardín; y ¡cómo se declaró la guerra a una horda de trasgos que vivían en unas cuevas debajo de la casa! Un buen regalo para niños en estas próximas fiestas de Navidad.

sábado, 30 de noviembre de 2013

Dioses, tumbas y sabios, de C. W. Ceram

W. C. Ceram es el pseudónimo de Kurt W. Marek, conocido publicista y crítico literario y cinematográfico, nacido en Berlín en 1915. Durante la Segunda Guerra Mundial fue hecho prisionero en Italia, donde tuvo ocasión de emplear su tiempo en un hospital de sangre leyendo obras de arqueología. Fue entonces cuando se le ocurrió la idea de de acercar al gran público los secretos de la arqueología. Así nació Götter, Gräber und Gelehrte. En este maravilloso libro, con gran amenidad y fuerza expresiva, Ceram nos muestra la aventura de los hombres que descubrieron Troya, la tumba de Tutankamón, los tesoros aztecas, Pompeya, Nínive, Babilonia, el Valle de los Reyes, etc. Cada tema y cada página están tratados con tal atractivo y sensibilidad, y con tan gran respeto por la verdad de los hechos, que muchos la consideran «la novela de la arqueología». Por la obra desfilan grandes personalidades de la arqueología, como Schliemann, Champollion, Botta o Howard Carter. Sin duda, un libro de Historia al alcance de todos los públicos. Imprescindible para los amantes de la Historia.

sábado, 23 de noviembre de 2013

El señor del mundo, de Robert Hugh Benson

El pasado lunes 18 de noviembre el Papa Francisco ha vuelto a sorprender en su homilía matinal en Santa Marta. Arremetiendo contra la «mundanidad», el «pensamiento único» y el «espíritu del progresismo adolescente», que conducen a la apostasía, el Papa Francisco ha hecho referencia a la novela de Robert Hugh Benson Señor del Mundo. Escrita en 1907 por un anglicano converso al catolicismo, Señor del Mundo, Lord of the World en el original, está en la línea de novelas como 1984 o Un mundo feliz. En Señor del mundo, el Anticristo es un líder político elegante, moderado, que habla de paz y de unidad, que seduce... pero que persigue y acosa a la Iglesia. Es la exaltación del humanitarismo como religión, una religión contraria a lo sobrenatural. Es, en el fondo, un panteísmo, con un credo propio: «Dios es el Hombre», que ofrece un verdadero alimento a quien tenga anhelos de religión. Idealiza, pero no plantea exigencias de ninguna clase sobre las facultades espirituales del ser humano. Y fomenta desmesuradamente los sentimientos.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Un poema: Camino de imperfección, de Miguel D'Ors

Camino de imperfección[1]

Joven,
yo era un vanidoso inaguantable.
«Esto va mal», me dijo un día el espejo.
«Tienes que corregirte».
Al cabo de unas semanas era menos vanidoso.
Unos meses después ya no era vanidoso.
Al año siguiente era un hombre modesto.
Muy modesto.
Modestísimo.
Uno de los hombres más modestos que he conocido.
Más modesto que cualquiera de ustedes.
O sea
un vanidoso inaguantable
viejo.



[1] De Curso superior de ignorancia, EDITUM, Murcia 1987.

sábado, 16 de noviembre de 2013

El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry

«He aquí mi secreto —dijo el zorro—. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos. El tiempo que dedicaste a tu rosa hace que tu rosa sea tan importante. Los hombres han olvidado esta verdad, pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa».

Un pequeño príncipe poseía una rosa y tres volcanes en un minúsculo planeta. Un día que estaba muy aburrido salió a dar una vuelta por el Universo. Visitó unos cuantos asteroides parecidos al suyo y conoció a un rey, a un vanidoso, a un bebedor, a un hombre de negocios, a un farolero y a un geógrafo. Por último llegó a la Tierra. Como era un planeta grande permaneció allí durante un año, y tuvo oportunidad de conversar con una serpiente, un cazador, un guardagujas, un mercader y, especialmente, con un zorro y un piloto que reparaba el motor de su avión en el desierto. En cada nuevo encuentro, el principito hacía preguntas breves, y escuchaba las respuestas con atención. Buscaba, como todo hombre, lo esencial, lo mismo que tú y que yo: ¿dónde estoy?, ¿en qué planeta he caído?, ¿qué haces ahí?, ¿dónde están los hombres?, ¿cómo puedo tener amigos?
Antoine de Saint Exupéry (1900-1944), alternó la pasión por la aventura con la meditación sobre el significado último de la existencia. En El principito (Le petit prince en el original), encontramos la importancia del valor de la amistad, del heroísmo como meta, la felicidad que proporciona el cumplimiento del deber, la responsabilidad como motor de la conducta moral… Imprescindible.


sábado, 9 de noviembre de 2013

Cartas del diablo a su sobrino, de C. S. Lewis

Este estupendo libro de C. S. Lewis, editado por primera vez en 1942, es una recopilación de artículos publicados en el desaparecido periódico Manchester Guardian con el nombre de The Screwtape letters (Las cartas de Escrutopo). Desde entonces ha sido un éxito permanente. Está compuesto de treinta y una cartas que el anciano y experimentado diablo Escrutopo escribe a su sobrino Orugario, un demonio principiante. A través de las cartas intenta enseñar a su sobrino, cómo tentar a «su Paciente», un joven que vive en Londres en plena Segunda Guerra Mundial. Ameno, amable, irónico, agudo y con sentido del humor, C. S. Lewis hace en el fondo una apología del cristianismo. Critica la debilidad de los hombres y la facilidad con la que e dejan seducir por los engaños del Maligno. C. S. Lewis dedicó este libro a su gran amigo y escritor J. R. R. Tolkien. La originalidad de su planteamiento, el acertado estilo literario y la agudeza del autor, hacen de las Cartas del diablo a su sobrino uno de los libros más apreciados y brillantes de Lewis.

sábado, 2 de noviembre de 2013

Un cuento: El cielo del monjecito, por Mamerto Menapace

El cielo del monjecito[1]
El monjecito se encontraba en la iglesia. Era al inicio de la primavera, cuando el sol ya es tibio, y afuera todo canta a la vida Comenzaba la tarde, y él se encontraba sentado en un banco de la iglesia, entre meditando y distraído. Por la ventana abierta entraba la luz, el calor y cuanto ser diminuto y viviente se movía en los aires.
En realidad no estaba distraído, sino absorto. Había un pensamiento que lo venía persiguiendo desde hacía varios días. Quizá fuera la primavera que comenzaba. Lo cierto es que desde días atrás se venía preguntando sobre la eternidad del cielo. Sobre todo lo cuestionaba la idea de una realidad que nunca tendría fin, y en la cual Dios lo invitaba a participar también a él. Era un monjecito movedizo y lleno de vida, curioso e inteligente, despierto y soñador. No entendía cómo se las ingeniaría Dios para mantener el interés en una realidad que sería eterna. Porque él no lograba pasarse media hora sin tener que cambiar de ocupación o de lugar. Lo aterraba la idea de clavarse para siempre en algo eterno.
En esto estaba cavilando y adormeciéndose, cuando de repente llamó su atención un pequeño pájaro que acababa de entrar por la ventana. Parecía un animalito sencillo y sobre todo sumamente manso. Luego de un corto vuelo, fue a posarse a dos o tres bancos por delante de nuestro monjecito. No pareció importarle que éste estuviera allí. Luego de un momento de silencio, levantó la cabecita y lanzó un sencillo gorjeo que llenó de ecos el silencio de la Iglesia.
Cuando el canto se repitió nuevamente, el monjecito sin pensar en lo que hacía se levantó y se acercó al pajarito, que no dio muestras de temor. Simplemente pegó un saltito y fue a posarse en el respaldo del banco siguiente, mientras nuevamente gorjeaba su trino. Pero esta vez el canto venía modulado de una manera diferente. Parecía más bello y más sonoro. Además, al darle el sol sobre su plumaje, mostraba unos tornasoles que antes no habían aparecido. Embelesado nuestro amigo volvió a acercársele, para conseguir tan solo que el avecilla repitiera su corto vuelo hasta otro banco un poco más allá.
Y así de vuelo en vuelo, y trino a trino, ambos se fueron dirigiendo hacia la puerta entreabierta de la Iglesia. El monjecito estaba tan copado que ni se daba cuenta de lo que hacía. Simplemente iba detrás del avecilla canora, que a cada instante mostraba un nuevo color, o expresaba una armonía diferente y siempre más bella. Atravesaron la puerta, cruzaron el jardín, salieron por el gran portón que daba al bosque del cerro vecino, y finalmente se adentraron en éste sin percatarse de que se iban alejando cada vez más del monasterio.
Cuánto tiempo transcurrió desde aquel momento no lo supo entonces el monjecito. Porque paso a paso y yendo detrás del ave encantadora fue perdiendo la noción de las horas y de las distancias. Pero finalmente el avecita gorjeó como nunca lo había hecho aún, y abriendo sus alitas se perdió por entre el follaje del bosque.
Recién entonces nuestro monjecito volvió en sí, y se asustó al ver que ya era tarde. Volvió sobre sus pasos, extrañado de no reconocer el camino que lo había traído hasta allí. Pero desde la altura del cerro donde se encontraba, veía a veces el monasterio por entre el follaje, y así se iba ubicando Lo que en cambio le extrañó profundamente fue el no lograr dar con la puerta por donde había salido. Por más que la buscó en el atardecer por donde tendría que haber estado, no logró dar con ella. Rodeando el monasterio, al fin se topó con la puerta principal Con todo, lo que veía le resultaba extraño. Nada le parecía ya familiar, y se sentía como de otro mundo.
Tocó la campanilla y salió a atenderlo un viejo hermano portero, de larga barba blanca. No lo reconoció. Francamente confundido y temiendo una equivocación, preguntó tímidamente si aquel era el Monasterio de San Pantaleón. El monje portero le respondió que sí, y le preguntó a su vez qué deseaba; Nuestro monjecito perplejo le dijo que quería que le abriera la puerta para volver a su celda y disculparse con el maestro de novicios. Por supuesto que el portero no entendió nada, y no sabia que pensar. ¿Se trataría de una broma de alguno de los monjes disfrazados? ¿O sería quizá algún loco que confundía las cosas?
No sabiendo como proceder le pidió amablemente que se sentara y esperara al abad a quien iría a llamar enseguida. Cuando éste vino, por supuesto tampoco reconoció al monjecito, ni éste al abad. Se saludaron y trabaron conversación. El novicio apesadumbrado le contó lo que le había pasado aquella tarde, o quizá —no sabía— la tarde anterior. Cómo había abandonado la iglesia y el monasterio yéndose detrás de aquella rara avecita de canto y de plumaje continuamente cambiante que lo había fascinado y llevado tras ella. También le abrió su corazón al abad confesándole que sentía a su alrededor todo muy raro y que no acertaba a reconocer nada de cuanto veía. Que ni siquiera podía reconocerlo a él mismo con quien estaba hablando.
Ustedes imaginarán lo perplejo que estaría también el abad frente a aquel monje cito extraño y desconocido que contaba una historia tan bella y extraña. Supuso que se trataría de un joven desorientado y mentalmente enfermo que estaba fabulando una historia sobre su propia vida, aunque lo hacía tan bien que no podía negar el realismo de muchos de los datos, que verdaderamente coincidían con los de aquel viejo monasterio. Como era un hombre bueno y no quería herir al joven con lo que por dentro pensaba, decidió intentar convencerlo mediante el registro de los monjes para mostrarle que su nombre nunca había estado inscrito en aquel monasterio.
Trajeron el libro de registro donde desde hacía siglos se venían anotando los monjes que habían ido viviendo allí, y hoja tras hoja, empezando por las últimas, fue mostrando que efectivamente allí no estaban su nombre. Pero de pronto al hojear al azar el libraco aquel, sus ojos tropezaron con algo insólito. Una página estaba a mitad en blanco. Y para su sorpresa, allí aparecía el nombre del monjecito, con todos sus datos y una nota en rojo que decía simplemente:
"Desapareció una tarde en el bosque, sin dejar rastros". Era una página escrita 227 años atrás.
Esta bella historia termina así. El joven se dio cuenta de que, sin saberlo, había estado siguiendo durante todos esos 227 años a la avecilla sin cansarse ni envejecer.
Y fue tal el deseo que experimentó de ir al cielo que allí mismo… despertó de su sueño sobre el banco de la iglesia en aquel atardecer. Era ya la hora de vísperas.



[1] M. Menapace, Cuentos al amanecer, PPC, Madrid 2003, pp. 122-125.

Cuentos al amanecer, de Mamerto Menapace

«La poesía (y el cuento) no pretende transmitir nada, sino que evoca lo que cada uno tiene ya, despierta lo que cada uno lleva dentro».

Así se expresa Mamerto Menapace en el Prólogo a esta recopilación de treinta y cinco cuentos, entre los que encontrarás El relojero, Eligiendo cruces, El cuarto Rey Mago, El cielo del monjecitoLa camisa del hombre felizMamerto Menapace, monje benedictino del Monasterio de los Toldos (Argentina), pretende con ellos, y sin duda consigue «evocar la nostalgia dormida que cada uno trae desde la infancia». Y, para sacarles partido, basta escucharlos con el corazón, ya que sólo él posee un lenguaje único y universal.

sábado, 26 de octubre de 2013

El juego de Ender, de Orson Scott Card

«He tardado mucho tiempo en darme cuenta de ello, pero créeme, me odiaba, me odio. Y todo se reduce a esto: en el momento en que entiendo verdaderamente a mi enemigo, en el momento en que le entiendo lo suficientemente bien para derrotarle, entonces, en ese preciso instante, también le quiero. Creo que es imposible entender realmente a alguien, saber lo que quiere, saber lo que cree, y no amarle como se ama a sí mismo».

La Tierra se ve amenazada por una especie extraterrestre: los Insectores. Son seres que se comunican telepáticamente y que se consideran totalmente distintos de los humanos, a los que quieren destruir. Para vencerlos, la humanidad necesita un genio militar. Por ello se permite el nacimiento de Ender, tercer hijo de una familia en un mundo que ha limitado estrictamente a dos el número de descendientes. Ender nace para ser entrenado en una estación espacial después de que sus dos hermanos hayan sido declarados no aptos. Con aptitudes excepcionales, asciende rápidamente en el escalafón y se convierte en un líder nato, en la persona capaz de dirigir a las flotas terrestres contra la amenaza extraterrestre. Gran novela de ciencia ficción, El juego de Ender, Ender's Game en el original, engancha desde el principio, aunque en algunos momentos se vuelva pesada. Sin duda, merece la pena leerla para desconectar. La película, dirigida por Gavin Hood e interpretada por Harrison FordAbigail BreslinBen KingsleyAsa Butterfield, Hailee SteinfeldViola DavisMoises AriasAramis Knight se estrena en los cines el 8 de noviembre de 2013.




sábado, 19 de octubre de 2013

Selección de Diez Clásicos, por José Ramón Ayllón

Diez Clásicos para amueblar la cabeza[1]




1. HOMERO. Odisea. La Odisea es un canto a la amistad, al valor, a la hospitalidad, a la prudencia, a la fidelidad a los dioses y a los hombres. El padre de la cultura occidental seduce porque retrata la excelencia humana en todas sus formas. CÁTEDRA.

2. PLATÓN. Apología de Sócrates. Critón. Carta VII. Tres de las obras más fáciles y amenas de Platón. En la Apología y el Critón recibimos la herencia heroica de un Sócrates condenado injustamente a muerte. La Carta VII es un documento excepcional donde Platón resume su biografía y su sentido de la vida. AUSTRAL.
3. MARCO AURELIO. Meditaciones. Conjunto de pensamientos sobre la condición humana y el sentido de la vida, desde la posición estoica del Emperador filósofo. Breve, sencillo y ameno. ALIANZA. GREDOS.
4. SAN AGUSTÍN. Confesiones. Media vida de Agustín será una lucha dramática entre el deseo de placer y el ansia de una verdad definitiva. El relato de esta zozobra interior lo escribirá el propio protagonista en la autobiografía más leída de la Historia, uniendo a la finura psicológica una sugestiva calidad literaria. PALABRA.
5. SHAKESPEARE. Macbeth. La conciencia nos susurra el camino, pero hay otras voces en la vida… En Macbeth, la llamada estridente de la ambición quiso imponerse. Y reinó la violencia. Hasta que el remordimiento se alzó y se convirtió en potro de tortura insoportable. Macbeth empezó a desear no haber nacido, y que la máquina del Universo estallara para siempre en mil pedazos. Una vez más, Shakespeare ha conseguido esculpir con matices insuperables la interioridad humana y su dimensión necesariamente moral. CÁTEDRA.
6. DOSTOIEWSKI. Crimen y castigo. Rodian Raskolnikov es un joven estudiante de Derecho, obsesionado por demostrarse a sí mismo que pertenece a una clase de hombres superiores: los que están por encima del bien y del mal. Raskolnikov quiere estar más allá del bien y del mal, y escoge una prueba que le parece definitiva: cometer fríamente un asesinato y conceder a esa acción la misma relevancia que se otorga a un estornudo o a un paseo. No quiere destruir un ser humano sino un principio: la conciencia moral. CÁTEDRA.
7. ORWELL. Rebelión en la granja. Para implantar la justicia, los cerdos de la Granja Animal diseñan un Estado-policía en el que “todo lo que no es obligatorio está prohibido”. En la nueva sociedad los animales son iguales, “pero algunos son más iguales que otros”. La fábula de Orwell simboliza la historia del Comunismo, desde sus orígenes quizá idealistas hasta la implantación de “la mayor empresa carcelaria de la humanidad”. DESTINO.
8. GOLDING. El Señor de las Moscas. Un avión cae sobre una isla desierta, que resulta poblada desde ese momento por los supervivientes: un puñado de niños de seis a doce años. Parece la repetición de un viejo argumento, pero cuando William Golding lo adopta en El Señor de las Moscas, escribe una obra maestra. Hay una reflexión implícita y constante sobre las deficiencias y posibilidades de la condición humana: el nacimiento de la sociedad en equilibrio inestable entre la solidaridad y el egoísmo, el sentido de la vida, la felicidad, la violencia, el más allá, la irracionalidad… ALIANZA.
9. VIKTOR FRANKL. El hombre en busca de sentido. Magnífico relato de un superviviente. Entre sus recuerdos del campo de exterminio nazi, algunos “hombres que iban de barracón en barracón consolando a los demás, dándoles el último trozo de pan que les quedaba. Puede que fueran pocos, pero ofrecían pruebas suficientes de que al hombre se le puede arrebatar todo salvo la última libertad: la elección de su propio camino”. HERDER.

10. CERVANTES. Don Quijote de la Mancha. En pocas palabras: la mejor novela del mundo.

sábado, 12 de octubre de 2013

El vendedor de noticias, de José Luis Olaizola

«El duelo se había concertado para el día 15 de agosto del año 1074, y la víspera todo el condado de Lácar se desplazó hasta la raya de Beni-Cácim, en cuyas campas se había demarcado el palenque. En lugar bien destacado se levantó la soberbia tienda de pieles de oso, ya conocida de Sebastián, con la enseña de los condes. A su espalda, como robellones en el otoño, brotaron las tiendas de campaña de los principales caballeros del condado, no menos de un centenar, y los cercados para la caballería».

En el siglo XI, España estaba dividida en muchos reinos. Sobrevivir en aquella sociedad no era fácil y para muchos la guerra se convertía en el único medio de vida. Entre ellos estaban los «vendedores de noticias», que iban de un bando a otro, de un reino a otro, traficando con la información y ofreciéndola al mejor postor. El joven Sebastián, de 14 años, era uno de ellos. Vivía con su abuelo, y solía recorrer el monte para conseguir noticias frescas, sin sospechar que, un buen día, el destino le sorprendería  con una tentadora propuesta: formar parte de las huestes del Cid Campeador. Estupenda novela de aventuras para jóvenes, por José Luis Olaizola, autor de títulos como Cucho, La puerta de la esperanza, La guerra del general Escobar o Catalina de Aragón, mujer legítima de Enrique VIII.

sábado, 5 de octubre de 2013

La caza del submarino ruso, de Tom Clancy

Corría el año 1984 y Ronald Reagan era el presidente de los Estados Unidos de América. Eran los últimos años de Guerra Fría. Es entonces cuando un agente de seguros de Baltimore escribe un thriller militar. El presidente Reagan confiesa que no lo puede soltar. Tom Clancy, famoso desde entonces por sus best sellers de espionaje y autor entre otras de novelas como La caza del octubre rojo (The Hunt for Red October en el original) y Juego de patriotas, falleció el pasado 1 de octubre de 2013 a la edad de 66 años. En La caza del octubre rojo, Marko Ramius, un lituano que ha alcanzado los mayores niveles de confianza en la Armada Soviética, trata de desertar a los Estados Unidos con sus oficiales y el submarino nuclear experimental Octubre Rojo, un submarino clase Typhoon equipado con un revolucionario sistema de propulsión sigiloso que hace extremadamente difícil su detección por sónar. Jack Ryan, un historiador naval convertido en analista de la CIA, deduce el plan de Ramius. Fue adaptada al cine como La caza del octubre rojo, protagonizada por Sean Connery.





sábado, 28 de septiembre de 2013

El despertar de la señorita Prim, de Natalia Sanmartín Fenollera

«—Y hay algo más —continuó—, algo que tiene que ver con la capacidad de mirar más allá del instante, con la necesidad de escudriñar el horizonte, de estudiarlo con el mismo celo con el que un marino estudia una carta de navegación. No se sorprenda, Prudencia, la mía es una historia vieja como el mundo. No he sido el primero y tampoco seré el último. Sé lo que está pensando. ¿Volvería atrás si pudiese? No, claro que no volvería atrás. ¿Puede acaso un hombre despierto querer vivir dormido?»

Atraída por un sugestivo anuncio, Prudencia Prim llega a San Ireneo de Arnois, un pequeño lugar lleno de encanto cuyos habitantes han decidido declarar la guerra a las influencias del mundo moderno. La señorita Prim ha sido contratada para organizar la biblioteca del Hombre del Sillón, un hombre inteligente, profundo y cultivado, pero sin pizca de delicadeza. Pese a las frecuentes batallas dialécticas con su jefe, poco a poco la bibliotecaria irá descubriendo el peculiar estilo de vida del lugar y los secretos de sus nada convencionales habitantes. Estupenda novela de la joven periodista gallega Natalia Sanmartín Fenollera. Deliciosa, simpática, amena, original, y mucho más profunda de lo que parece, ofrece múltiples lecturas: desde más ligera y superficial que nos lleva a ver “la importancia y la belleza de las pequeñas cosas” hasta la que conduce a preguntarse sobre Dios, el alma o la fe. Más de uno la considera una obra maestra para ser una escritora novel. Me ha encantado. 

Leer más
Añoranzas de otro futuro





sábado, 21 de septiembre de 2013

Sostiene Pereira, de Antonio Tabucchi

Pereira, un periodista dedicado durante toda su vida a la sección de sucesos, recibe el encargo de dirigir la página cultural de un mediocre periódico, el Lisboa. Es agosto de 1938. Europa está al borde del desastre de la Segunda Guerra Mundial, España en plena Guerra Civil, y el país portugués bajo la opresiva dictadura de Salazar. Pereira redacta necrológicas anticipadas sobre escritores del momento y necesita un colaborador. Así es como conoce a Montero Rossi. La intensa relación que se establece entre el viejo periodista, el joven Montero Rossi y Marta, la novia de Montero, cristalizará en una crisis personal, que le conducirá de una posición política apática al convencimiento de que hay momentos en que es necesario llegar a la heroicidad para defender principios y valores éticos que van más allá de las ideologías. Antonio Tabucchi, fallecido el 25 de marzo de 2012, estaba considerado uno de los escritores italianos más originales de los últimos decenios y un referente literario en Europa. El personaje de Pereira se convirtió en el símbolo de la defensa de la libertad de información para los opositores de todos los regímenes antidemocráticos. Sostiene Pereira, la más conocida y elaborada de sus novelas, le dio a conocer en todo el mundo. Fue llevada al cine por Roberto Faenza, con Marcello Mastroianni en el papel de Pereira y música de Ennio Morricone.

sábado, 14 de septiembre de 2013

La dama de blanco, de Wilkie Collins

La dama de blanco (The Woman in White) es una excelente novela epistolar publicada por entregas por Wilkie Collins entre 1859 y 1860 y dada al público por primera vez en forma de libro ese último año. Considerada como una de las primeras novelas de misterio, y también como una de las primeras (y de las mejores) del subgénero inglés llamado sensation novel, se puede afirmar sin temor a equivocarse que es un ejemplo precoz de novela policíaca. El argumento es el que sigue: Walter Hartright llega a Limmeridge para dar clases de dibujo a Laura, la bella heredera del barón Frederick Fairlie. Walter y Laura se enamoran, pero su amor es imposible. Porque Laura está prometida a Sir Percival Glyde, que sólo quiere la herencia. En su camino sólo se interpondrá una misteriosa mujer de blanco. Peter Godfrey dirigió una aceptable versión cinematográfica.

sábado, 24 de agosto de 2013

La buscadora de perlas, de Jeff Talarigo

La buscadora de perlas, The pearl diver en el original, está ambientada en el Japón inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial. La historia es la siguiente: Fuji, una joven de diecinueve años se adentra en las aguas cada día a buscar perlas. Un día cualquiera encuentra una gran oreja de mar adherida a una roca. En la pelea por arrancarla, pierde pie y se golpea en el brazo con una roca, haciéndose una herida justo en el centro de una mancha roja que le había salido meses atrás. Empieza a sangrar, pero no nota ningún dolor. Es entonces cuando descubre que ha contraído la lepra, en esos tiempos una enfermedad todavía sin tratamiento claro y que condena a sus víctimas a vivir aisladas y en condiciones infrahumanas. Una historia dura y sensible al mismo tiempo, profundamente humana, en la que la enfermedad lo ocupa todo. Un canto a la solidaridad y a la amistad. Me animó a leerla hace tiempo mi amigo Carlos, hace pocos días me topé con ella de casualidad y me la he leído a ratos, sumergido en el calor cordobés. La verdad es que, ni fu ni fa. Nada del otro mundo. Ya me dirás. 

sábado, 17 de agosto de 2013

Como una novela, de Daniel Pennac

Lo que tiene navegar por la red. No recuerdo el motivo concreto ni la necesidad (si es que la había) de mi navegación. El caso es que ha vuelto a caer en mis manos este libro, que leí hace al menos veinticinco años y del que guardo un estupendo recuerdo. Pasaba un mes de vacaciones en Granada. Me encontré con un buen amigo y acabamos hablando de libros. Él llevaba consigo en ese momento Como una novela, y me lo puso por las nubes. Así que, después de despedirme, eché mano al bolsillo, comprobé que quizá me alcanzara el poco dinero que suelo llevar encima, y, en la primera librería que vi, entré y me lo compré. Recuerdo que lo leí de un tirón, tumbado en la piscina, bien es verdad que alternando con algún que otro chapuzón. Sugerente y entretenido, este libro, escrito por un profesor de Secundaria amante de la literatura y buen conocedor de los adolescentes pretende acercar la literatura a los jóvenes para que descubran «el placer de leer», o lo que es lo mismo, que se puede leer por placer y no por obligación, y es cuando mejor te lo pasas. A pesar de los años que han pasado desde su publicación en 1987, este libro no ha perdido actualidad. Es, sin duda, una muy buena lectura para el verano. Porque, además, se lee como una novela. Que la disfrutes.

sábado, 10 de agosto de 2013

Ese dulce mal, de Patricia Highsmith

Patricia Highsmith, escritora policíaca americana que vivió gran parte de su vida en Europa, debutó con Extraños en un Tren, y a partir de ahí creó una completa galería de personajes tan fascinantes como perturbados, geniales introspecciones psicológicas en gente que hace cosas muy raras y a menudo enfermizas y que, sin embargo (y esto es lo inquietante) de alguna manera te resultan familiares. El protagonista de Ese dulce mal ha sido abandonado por su novia, y vive con esta obsesión. Incapaz de superar el contratiempo, se va deslizando lentamente hacia la locura: se crea una nueva personalidad, compra un piso  que decora con el estilo que le gustaba a la ex-novia, acude a ese piso los fines de semana imaginando que la ex-novia vive con él y son felices. Highsmith plasma de manera genial en sus obras la presencia del mal, de la violencia y el crimen en la entraña de la sociedad contemporánea. En palabras de Graham Greene, Highsmith crea «un mundo propio, un mundo de claustrofobia e irracionalidad en el que nos adentramos una y otra vez con una sensación de peligro personal». De ahí que no sorprenda la atracción que cineastas como Alfred Hichtcock han sentido por su obra (no hay más que ver la espléndida y agobiante película en que convierte la novela Extraños en un tren).