Lo acabo
de terminar. Empecé, y no he podido
parar. Correr para vivir (Running
for my life), es la historia real
de un joven que, teniéndolo todo en contra, es capaz de perseguir y lograr un sueño a todas luces inalcanzable. Una historia de superación, llena de valores y, sobre todo, de confianza en Dios. Increíble.
Espectacular. Apasionante desde la primera página hasta la última. López Lomong nació en Kimotong, un pequeño pueblo del sur de Sudán en 1985. Con tan sólo 6 años, fue
secuestrado por unos soldados rebeldes e internado en un campo de entrenamiento
de «niños soldado». En compañía de
unos amigos —«mis ángeles» los llamaba— que cuidaron de él desde el primer día,
consiguió escapar y llegar a un campo de
refugiados en Kenia. Allí pasó
diez años, sin saber nada de su familia y llegando a dar a sus padres por
muertos. Fue entonces cuando se le presentó la oportunidad de su vida: ser adoptado por una familia de Estados Unidos. Allí siguió corriendo
como lo había hecho toda su vida y pudo cumplir su sueño: ser atleta profesional y competir y
representar a su país de acogida en las Olimpiadas.
Un estupendo regalo para estas
fechas de Navidad y Reyes.
Si te gusta leer, este es tu blog. Leer para aprender. Leer para descansar. Leer para recomendar. Libros para ti, libros para tus hijos, libros para tus padres. Libros para todas las edades. Libros para jóvenes y libros para adultos. Lo mejor de ahora y de siempre. No son recomendaciones de un experto, sino de un aficionado a la lectura que recomienda libros a sus amigos. Espero que te gusten.
sábado, 28 de diciembre de 2013
miércoles, 25 de diciembre de 2013
Un poema: Peregrino, de Luis Cernuda
¿Volver? Vuelva el que tenga,
Tras largos años, tras un largo
viaje,
Cansancio del camino y la codicia
De su tierra, su casa, sus amigos,
Del amor que al regreso fiel le
espere.
Mas ¿tú? ¿Volver? Regresar no
piensas,
Sino seguir libre adelante,
Disponible por siempre, mozo o
viejo,
Sin hijo que te busque, como a
Ulises,
Sin Ítaca que aguarde y sin
Penélope.
Sigue, sigue adelante y no
regreses,
Fiel hasta el fin del camino y tu
vida,
No eches de menos un destino más
fácil,
Tus pies sobre la tierra antes no
hollada,
Tus ojos frente a lo antes nunca visto.
sábado, 21 de diciembre de 2013
La bibliotecaria de Auschwitz, de Antonio G. Iturbe
«Esos oficiales que visten de negro
y miran la muerte con la indiferencia de los enterradores, ignoran que, sobre
ese fango oscuro en el que se hunde todo, Alfred
Hirsch ha levantado una escuela. Ellos no lo saben, y es preciso que no lo
sepan».
Y allí, en esos barracones llenos de niños se
encuentra Dita. Ella se encarga de custodiar, mantener y prestar los pocos
libros que han conseguido. Cada día,
recibe pedidos y los distribuye entre los tutores de los distintos grupos de
alumnos ocultándolos bajo su vestido,
en cuyo interior ha cosido unos bolsillos. Entre los prisioneros circulan,
entre otros, la Breve historia del mundo de H. G. Wells, un
atlas, un libro de álgebra, El conde de Montecristo de Alejandro
Dumas o La ciudadela de A. J. Cronin.
Y también los llamados «libros vivientes», entre los que se encuentra El maravilloso viaje de Nils Holgersson.
Esta novela está inspirada en una historia
real y exquisitamente documentada,
emociona y está llena de valores. Un
homenaje a los libros y a aquellos que
arriesgan su vida para mantener viva la magia
de la lectura.
miércoles, 18 de diciembre de 2013
Historias y cuentos de Navidad, por Juan Luis Lorda
Ningún cuento puede competir con
el que escribió Charles Dickens en 1844, Canción de Navidad. A
través de los sueños que sobresaltan al rico avaro Mr. Scrooge, Dickens sabe
evocar todas las nostalgias de la
Navidad. Y muestra que el principal calor de estos días nace
del cariño en los hogares. Buen pregón y mensaje para las fiestas. Pocos lo
habrán leído y casi todos lo habrán visto en alguna de las múltiples versiones
cinematográficas. Porque es una de las historias que más veces ha sido llevada
al cine. La primera fue en 1913. Desde entonces, se ha rodado de todas las
maneras posibles, incluso en dibujos animados (Murakami) y con teleñecos (y
Michel Caine). Pero la versión más famosa es la de Brian Desmond Hust (1951),
con un impresionante Alistair Sin como Mr. Scrooge. Año tras año, vuelve a la
pantalla, lo mismo que la inolvidable película de Frank Capra, Qué bello es vivir. En el fondo, es una relectura de la historia de
Dickens. Con James Stewart a punto de suicidarse, y un simpático ángel que le
hace pensar en lo que habría pasado si no hubiera vivido. Nadie está de sobra
en el mundo. También es un buen mensaje de Navidad.
Algo tiene la Navidad cuando sus
historias y cuentos pueden decirnos sencillamente cosas tan importantes. Como
si estuvieran dirigidas a niños, nos las recuerdan a los mayores. Ya las
sabemos, pero, en otras circunstancias, nos da pudor decirlas. Quizá porque son
enormemente bonitas, sencillas y tiernas. En otras épocas del año, preferimos
lenguajes abstractos, que siempre son menos tiernos que los cuentos.
Probablemente es una manera de resistirse a reconocer que, en el fondo,
seguimos siendo niños. Porque aspiramos a lo mismo que ellos: un poco de
cariño, un poco de protección, un poco de fiesta y tiempo para jugar. El mundo
de los mayores, con sus seriedades y preocupaciones, es sólo para las horas de
trabajo. Pero la felicidad tiene que ver con lo que ingenuamente desean los
niños. No hay otra fórmula: "Si no os hacéis como niños...".
Pero la principal historia de la Navidad no es un cuento ni
una recreación literaria. Es el recuerdo del Nacimiento de Jesús, el Hijo de
Dios que nació de María en aquella noche, santa desde entonces. Por eso, antes
que un cuento, en Navidad hay que recomendar los comienzos del Evangelio de San
Lucas y de San Mateo. En Alemania, existe la entrañable costumbre de leer en
familia, en voz alta, junto al Belén, el capítulo 2 de San Lucas, en la misma
noche de Navidad. Allí aparecen María y José, y se nos cuenta que no
encontraron sitio en la posada, y que tuvieron que buscar un pesebre. Y se
recuerda la alegría inmensa de los ángeles y su anuncio a los pastores. Con ese
mensaje de Dios, que siempre es oportuno para los hombres que debemos ser
niños: "Gloria a Dios en el Cielo y en la Tierra paz a los hombres que
ama el Señor".
sábado, 14 de diciembre de 2013
Cuento de Navidad, de Charles Dickens
“Son unas fechas deliciosas, un tiempo de perdón, de
afecto, de caridad; el único momento que conozco en el largo calendario del
año, en que hombres y mujeres parecen haberse puesto de acuerdo para abrir
libremente sus cerrados corazones y para considerar a la gente de abajo como
compañeros de viaje hacia la tumba y no como seres de otra especie embarcados
con otro destino”.
Así se expresa, aludiendo a los ya cercanos días de Navidad, el sobrino del viejo y avaro Ebenezar Scrooge, protagonista de esta
novela corta, Cuento de Navidad
(A Christmas Carol). Charles
Dickens, a través de Scrooge,
nos muestra una Navidad en la que
deben prevalecer los valores familiares
y la generosidad. El señor Scrooge, que vive para sí mismo y preocupado únicamente por su negocio,
menosprecia al ser humano y cualquier sentimiento de amor o compasión. La noche
antes de Navidad, su socio Marley, muerto siete años antes, se le
aparece advirtiéndole de la visita de tres
fantasmas: El fantasma del Pasado,
del Presente y del Futuro. Esta visita logra operar en Scrooge un cambio definitivo. En los
tiempos que corren, esta imprescindible
novela nos hace llegar un mensaje de
esperanza y la posibilidad de cambio en un mundo golpeado por la crisis
económica, el hambre, las guerras y, sobre todo, nuestro propio egoísmo. Excelente, respetuosa y ágil adaptación de Pablo Antón Pascual, con ilustraciones del joven Christian Birmingham.
sábado, 7 de diciembre de 2013
Cartas de Papá Noel, de J. R. R. Tolkien
Todos los años, durante
más de veinte, cuando se aproximaba la Navidad ,
los hijos de J. R. R. Tolkien
recibían un sobre con un sello del Polo Norte. Dentro había una carta escrita
con una extraña letra temblorosa y un dibujo de vivos colores o algunos
bocetos. El remitente era Papá Noel.
Las cartas aparecían misteriosamente, a menudo espolvoreadas con nieve fresca,
en la chimenea, y algunas veces las traía el cartero. Hablaban de sucesos del Polo Norte, divertidos o
alarmantes, acompañados siempre por maravillosos
dibujos: cómo se soltaron todos los renos
de los trineos y desperdigaron los regalos; cómo el Oso Polar escaló el Polo Norte y se cayó por el tejado de la
casa de Papá Noel para aterrizar en el comedor; cómo rompió la Luna
en cuatro partes e hizo que el hombre que vive en ella cayera en el jardín;
y ¡cómo se declaró la guerra a una horda
de trasgos que vivían en unas cuevas debajo de la casa! Un buen regalo para niños en estas próximas
fiestas de Navidad.
sábado, 30 de noviembre de 2013
Dioses, tumbas y sabios, de C. W. Ceram
W. C. Ceram es el pseudónimo de Kurt W.
Marek, conocido publicista y crítico literario y cinematográfico, nacido en
Berlín en 1915. Durante la Segunda Guerra Mundial fue hecho prisionero en Italia,
donde tuvo ocasión de emplear su tiempo en un hospital de sangre leyendo obras
de arqueología. Fue entonces cuando se le ocurrió la idea de de acercar
al gran público los secretos de la arqueología. Así nació Götter, Gräber und Gelehrte. En este maravilloso libro, con gran amenidad y fuerza expresiva, Ceram
nos muestra la aventura de los
hombres que descubrieron Troya, la
tumba de Tutankamón, los tesoros
aztecas, Pompeya, Nínive, Babilonia, el Valle de los
Reyes, etc. Cada tema y cada página están tratados con tal atractivo y sensibilidad, y con tan gran respeto
por la verdad de los hechos, que muchos la consideran «la novela de la arqueología». Por
la obra desfilan grandes personalidades de la arqueología, como Schliemann,
Champollion, Botta o Howard Carter.
Sin duda, un libro de Historia al alcance de todos los públicos. Imprescindible para los amantes de la Historia.
sábado, 23 de noviembre de 2013
El señor del mundo, de Robert Hugh Benson
El pasado
lunes 18 de noviembre el Papa Francisco ha vuelto a sorprender
en su homilía matinal en Santa Marta. Arremetiendo contra la «mundanidad», el «pensamiento único» y el «espíritu del
progresismo adolescente», que conducen a la apostasía, el Papa Francisco
ha hecho referencia a la novela de Robert Hugh Benson Señor del Mundo. Escrita
en 1907 por un anglicano converso al
catolicismo, Señor del Mundo, Lord of the World en el original, está
en la línea de novelas como 1984 o Un mundo feliz. En Señor del mundo, el Anticristo
es un líder político elegante, moderado, que habla de paz y de unidad, que
seduce... pero que persigue y acosa a la Iglesia.
Es la exaltación del
humanitarismo como religión, una religión contraria a lo sobrenatural. Es,
en el fondo, un panteísmo, con un credo propio: «Dios es el Hombre», que ofrece un verdadero alimento a quien tenga
anhelos de religión. Idealiza, pero no plantea exigencias de ninguna clase
sobre las facultades espirituales del ser humano. Y fomenta desmesuradamente
los sentimientos.
miércoles, 20 de noviembre de 2013
Un poema: Camino de imperfección, de Miguel D'Ors
Joven,
yo era un vanidoso inaguantable.
«Esto va mal», me dijo un día el espejo.
«Tienes que corregirte».
Al cabo de unas semanas era menos vanidoso.
Unos meses después ya no era vanidoso.
Al año siguiente era un hombre modesto.
Muy modesto.
Modestísimo.
Uno de los hombres más modestos que he conocido.
Más modesto que cualquiera de ustedes.
O sea
un vanidoso inaguantable
viejo.
yo era un vanidoso inaguantable.
«Esto va mal», me dijo un día el espejo.
«Tienes que corregirte».
Al cabo de unas semanas era menos vanidoso.
Unos meses después ya no era vanidoso.
Al año siguiente era un hombre modesto.
Muy modesto.
Modestísimo.
Uno de los hombres más modestos que he conocido.
Más modesto que cualquiera de ustedes.
O sea
un vanidoso inaguantable
viejo.
sábado, 16 de noviembre de 2013
El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry
«He aquí mi secreto —dijo el zorro—. Es muy simple: no se
ve bien sino con el corazón. Lo esencial
es invisible a los ojos. El tiempo que dedicaste a tu rosa hace que tu rosa
sea tan importante. Los hombres han olvidado esta verdad, pero tú no debes
olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres
responsable de tu rosa».
Un pequeño príncipe
poseía una rosa y tres volcanes en un minúsculo planeta. Un día que estaba muy
aburrido salió a dar una vuelta por el Universo. Visitó unos cuantos asteroides
parecidos al suyo y conoció a un rey, a un vanidoso, a un bebedor, a un hombre
de negocios, a un farolero y a un geógrafo. Por último llegó a la Tierra. Como era un planeta
grande permaneció allí durante un año, y tuvo oportunidad de conversar con una
serpiente, un cazador, un guardagujas, un mercader y, especialmente, con un
zorro y un piloto que reparaba el motor de su avión en el desierto. En cada
nuevo encuentro, el principito hacía
preguntas breves, y escuchaba las respuestas con atención. Buscaba, como todo hombre, lo esencial, lo mismo que tú y que yo:
¿dónde estoy?, ¿en qué planeta he caído?, ¿qué haces ahí?, ¿dónde están los
hombres?, ¿cómo puedo tener amigos?
Antoine de Saint
Exupéry (1900-1944),
alternó la pasión por la aventura
con la meditación sobre el significado
último de la existencia. En El principito (Le petit prince en el original), encontramos la importancia del valor de la amistad, del heroísmo como meta, la felicidad que proporciona el cumplimiento del deber, la responsabilidad como motor de la
conducta moral… Imprescindible.
sábado, 9 de noviembre de 2013
Cartas del diablo a su sobrino, de C. S. Lewis
Este
estupendo libro de C. S. Lewis, editado
por primera vez en 1942, es una recopilación de artículos publicados en el
desaparecido periódico Manchester
Guardian con el nombre de The
Screwtape letters (Las cartas de
Escrutopo). Desde entonces ha sido un éxito permanente. Está compuesto de
treinta y una cartas que el anciano y experimentado diablo Escrutopo escribe a su sobrino Orugario,
un demonio principiante. A través de las cartas intenta enseñar a su sobrino,
cómo tentar a «su Paciente», un joven que vive en Londres en plena Segunda
Guerra Mundial. Ameno, amable, irónico, agudo y con sentido del humor, C. S. Lewis hace en el fondo una apología del cristianismo. Critica la
debilidad de los hombres y la facilidad con la que e dejan seducir por los
engaños del Maligno. C. S. Lewis dedicó este libro a su gran
amigo y escritor J. R. R. Tolkien. La
originalidad de su planteamiento, el acertado estilo literario y la agudeza del
autor, hacen de las Cartas del diablo a su sobrino uno de los libros más apreciados
y brillantes de Lewis.
sábado, 2 de noviembre de 2013
Un cuento: El cielo del monjecito, por Mamerto Menapace
El monjecito se encontraba en la iglesia. Era al
inicio de la primavera, cuando el sol ya es tibio, y afuera todo canta a la
vida Comenzaba la tarde, y él se encontraba sentado en un banco de la iglesia,
entre meditando y distraído. Por la ventana abierta entraba la luz, el calor y
cuanto ser diminuto y viviente se movía en los aires.
En realidad no estaba distraído, sino absorto.
Había un pensamiento que lo venía persiguiendo desde hacía varios días. Quizá
fuera la primavera que comenzaba. Lo cierto es que desde días atrás se venía
preguntando sobre la eternidad del cielo. Sobre todo lo cuestionaba la idea de
una realidad que nunca tendría fin, y en la cual Dios lo invitaba a participar
también a él. Era un monjecito movedizo y lleno de vida, curioso e inteligente,
despierto y soñador. No entendía cómo se las ingeniaría Dios para mantener el
interés en una realidad que sería eterna. Porque él no lograba pasarse media
hora sin tener que cambiar de ocupación o de lugar. Lo aterraba la idea de
clavarse para siempre en algo eterno.
En esto estaba cavilando y adormeciéndose, cuando
de repente llamó su atención un pequeño pájaro que acababa de entrar por la
ventana. Parecía un animalito sencillo y sobre todo sumamente manso. Luego de
un corto vuelo, fue a posarse a dos o tres bancos por delante de nuestro
monjecito. No pareció importarle que éste estuviera allí. Luego de un momento
de silencio, levantó la cabecita y lanzó un sencillo gorjeo que llenó de ecos
el silencio de la Iglesia.
Cuando el canto se repitió nuevamente, el monjecito
sin pensar en lo que hacía se levantó y se acercó al pajarito, que no dio
muestras de temor. Simplemente pegó un saltito y fue a posarse en el respaldo
del banco siguiente, mientras nuevamente gorjeaba su trino. Pero esta vez el
canto venía modulado de una manera diferente. Parecía más bello y más sonoro.
Además, al darle el sol sobre su plumaje, mostraba unos tornasoles que antes no
habían aparecido. Embelesado nuestro amigo volvió a acercársele, para conseguir
tan solo que el avecilla repitiera su corto vuelo hasta otro banco un poco más
allá.
Y así de vuelo en vuelo, y trino a trino, ambos se
fueron dirigiendo hacia la puerta entreabierta de la Iglesia. El monjecito
estaba tan copado que ni se daba cuenta de lo que hacía. Simplemente iba detrás
del avecilla canora, que a cada instante mostraba un nuevo color, o expresaba
una armonía diferente y siempre más bella. Atravesaron la puerta, cruzaron el
jardín, salieron por el gran portón que daba al bosque del cerro vecino, y
finalmente se adentraron en éste sin percatarse de que se iban alejando cada
vez más del monasterio.
Cuánto tiempo transcurrió desde aquel momento no lo
supo entonces el monjecito. Porque paso a paso y yendo detrás del ave
encantadora fue perdiendo la noción de las horas y de las distancias. Pero
finalmente el avecita gorjeó como nunca lo había hecho aún, y abriendo sus
alitas se perdió por entre el follaje del bosque.
Recién entonces nuestro monjecito volvió en sí, y
se asustó al ver que ya era tarde. Volvió sobre sus pasos, extrañado de no
reconocer el camino que lo había traído hasta allí. Pero desde la altura del
cerro donde se encontraba, veía a veces el monasterio por entre el follaje, y
así se iba ubicando Lo que en cambio le extrañó profundamente fue el no lograr
dar con la puerta por donde había salido. Por más que la buscó en el atardecer
por donde tendría que haber estado, no logró dar con ella. Rodeando el
monasterio, al fin se topó con la puerta principal Con todo, lo que veía le
resultaba extraño. Nada le parecía ya familiar, y se sentía como de otro mundo.
Tocó la campanilla y salió a atenderlo un viejo
hermano portero, de larga barba blanca. No lo reconoció. Francamente confundido
y temiendo una equivocación, preguntó tímidamente si aquel era el Monasterio de
San Pantaleón. El monje portero le respondió que sí, y le preguntó a su vez qué
deseaba; Nuestro monjecito perplejo le dijo que quería que le abriera la puerta
para volver a su celda y disculparse con el maestro de novicios. Por supuesto
que el portero no entendió nada, y no sabia que pensar. ¿Se trataría de una
broma de alguno de los monjes disfrazados? ¿O sería quizá algún loco que
confundía las cosas?
No sabiendo como proceder le pidió amablemente que
se sentara y esperara al abad a quien iría a llamar enseguida. Cuando éste
vino, por supuesto tampoco reconoció al monjecito, ni éste al abad. Se
saludaron y trabaron conversación. El novicio apesadumbrado le contó lo que le
había pasado aquella tarde, o quizá —no sabía— la tarde anterior. Cómo había
abandonado la iglesia y el monasterio yéndose detrás de aquella rara avecita de
canto y de plumaje continuamente cambiante que lo había fascinado y llevado
tras ella. También le abrió su corazón al abad confesándole que sentía a su
alrededor todo muy raro y que no acertaba a reconocer nada de cuanto veía. Que
ni siquiera podía reconocerlo a él mismo con quien estaba hablando.
Ustedes imaginarán lo perplejo que estaría también
el abad frente a aquel monje cito extraño y desconocido que contaba una
historia tan bella y extraña. Supuso que se trataría de un joven desorientado y
mentalmente enfermo que estaba fabulando una historia sobre su propia vida,
aunque lo hacía tan bien que no podía negar el realismo de muchos de los datos,
que verdaderamente coincidían con los de aquel viejo monasterio. Como era un
hombre bueno y no quería herir al joven con lo que por dentro pensaba, decidió
intentar convencerlo mediante el registro de los monjes para mostrarle que su
nombre nunca había estado inscrito en aquel monasterio.
Trajeron el libro de registro donde desde hacía
siglos se venían anotando los monjes que habían ido viviendo allí, y hoja tras
hoja, empezando por las últimas, fue mostrando que efectivamente allí no
estaban su nombre. Pero de pronto al hojear al azar el libraco aquel, sus ojos
tropezaron con algo insólito. Una página estaba a mitad en blanco. Y para su
sorpresa, allí aparecía el nombre del monjecito, con todos sus datos y una nota
en rojo que decía simplemente:
"Desapareció una tarde en el bosque, sin dejar
rastros". Era una página escrita 227 años atrás.
Esta bella historia termina así. El joven se dio
cuenta de que, sin saberlo, había estado siguiendo durante todos esos 227 años
a la avecilla sin cansarse ni envejecer.
Y fue tal el deseo que experimentó de ir al cielo
que allí mismo… despertó de su sueño sobre el banco de la iglesia en aquel
atardecer. Era ya la hora de vísperas.
Cuentos al amanecer, de Mamerto Menapace
«La poesía (y el cuento) no pretende transmitir nada, sino que evoca
lo que cada uno tiene ya, despierta lo que cada uno lleva dentro».
Así se expresa Mamerto Menapace en el Prólogo a esta recopilación de treinta y cinco cuentos, entre los que
encontrarás El relojero, Eligiendo cruces, El cuarto Rey Mago, El cielo del monjecito o La camisa del hombre
feliz. Mamerto Menapace, monje benedictino del Monasterio de los
Toldos (Argentina), pretende con ellos, y sin duda consigue «evocar la nostalgia dormida que cada uno
trae desde la infancia». Y, para sacarles partido, basta escucharlos con el
corazón, ya que sólo él posee un lenguaje único y universal.
sábado, 26 de octubre de 2013
El juego de Ender, de Orson Scott Card
«He tardado mucho
tiempo en darme cuenta de ello, pero créeme, me odiaba, me odio. Y todo se
reduce a esto: en el momento en que entiendo verdaderamente a mi enemigo, en el
momento en que le entiendo lo suficientemente bien para derrotarle, entonces,
en ese preciso instante, también le quiero. Creo que es imposible entender
realmente a alguien, saber lo que quiere, saber lo que cree, y no amarle como
se ama a sí mismo».
sábado, 19 de octubre de 2013
Selección de Diez Clásicos, por José Ramón Ayllón
Diez Clásicos para amueblar la cabeza[1]
2. PLATÓN. Apología de Sócrates. Critón. Carta VII. Tres de las obras más fáciles y
amenas de Platón. En la
Apología y el Critón recibimos la herencia heroica de un
Sócrates condenado injustamente a muerte. La Carta VII es un
documento excepcional donde Platón resume su biografía y su sentido de la vida.
AUSTRAL.
3. MARCO AURELIO. Meditaciones. Conjunto de pensamientos sobre la condición humana y el
sentido de la vida, desde la posición estoica del Emperador filósofo. Breve,
sencillo y ameno. ALIANZA. GREDOS.
4. SAN AGUSTÍN. Confesiones. Media vida de Agustín será una lucha dramática entre el
deseo de placer y el ansia de una verdad definitiva. El relato de esta zozobra
interior lo escribirá el propio protagonista en la autobiografía más leída de la Historia , uniendo a la
finura psicológica una sugestiva calidad literaria. PALABRA.
5. SHAKESPEARE. Macbeth. La conciencia nos susurra el camino, pero hay otras voces
en la vida… En Macbeth, la llamada estridente de la ambición quiso imponerse. Y
reinó la violencia. Hasta que el remordimiento se alzó y se convirtió en potro
de tortura insoportable. Macbeth empezó a desear no haber nacido, y que la
máquina del Universo estallara para siempre en mil pedazos. Una vez más, Shakespeare
ha conseguido esculpir con matices insuperables la interioridad humana y su
dimensión necesariamente moral. CÁTEDRA.
6. DOSTOIEWSKI. Crimen y castigo. Rodian Raskolnikov es un joven estudiante de
Derecho, obsesionado por demostrarse a sí mismo que pertenece a una clase de
hombres superiores: los que están por encima del bien y del mal. Raskolnikov
quiere estar más allá del bien y del mal, y escoge una prueba que le parece
definitiva: cometer fríamente un asesinato y conceder a esa acción la misma relevancia
que se otorga a un estornudo o a un paseo. No quiere destruir un ser humano
sino un principio: la conciencia moral. CÁTEDRA.
7. ORWELL. Rebelión en la granja. Para implantar la justicia, los cerdos de la Granja Animal
diseñan un Estado-policía en el que “todo lo que no es obligatorio está
prohibido”. En la nueva sociedad los animales son iguales, “pero algunos son
más iguales que otros”. La fábula de Orwell simboliza la historia del
Comunismo, desde sus orígenes quizá idealistas hasta la implantación de “la
mayor empresa carcelaria de la humanidad”. DESTINO.
8. GOLDING. El Señor de las Moscas. Un avión cae sobre una isla desierta, que resulta
poblada desde ese momento por los supervivientes: un puñado de niños de seis a
doce años. Parece la repetición de un viejo argumento, pero cuando William
Golding lo adopta en El Señor de las Moscas, escribe una obra maestra. Hay una
reflexión implícita y constante sobre las deficiencias y posibilidades de la
condición humana: el nacimiento de la sociedad en equilibrio inestable entre la
solidaridad y el egoísmo, el sentido de la vida, la felicidad, la violencia, el
más allá, la irracionalidad… ALIANZA.
9. VIKTOR FRANKL. El hombre en busca de sentido. Magnífico relato de un
superviviente. Entre sus recuerdos del campo de exterminio nazi, algunos
“hombres que iban de barracón en barracón consolando a los demás, dándoles el
último trozo de pan que les quedaba. Puede que fueran pocos, pero ofrecían
pruebas suficientes de que al hombre se le puede arrebatar todo salvo la última
libertad: la elección de su propio camino”. HERDER.
10. CERVANTES. Don Quijote de la Mancha. En pocas palabras: la mejor novela del mundo.
sábado, 12 de octubre de 2013
El vendedor de noticias, de José Luis Olaizola
«El duelo se había concertado para el día 15 de agosto del año 1074, y
la víspera todo el condado de Lácar se desplazó hasta la raya de Beni-Cácim, en cuyas campas se había
demarcado el palenque. En lugar bien destacado se levantó la soberbia tienda de
pieles de oso, ya conocida de Sebastián,
con la enseña de los condes. A su espalda, como robellones en el otoño,
brotaron las tiendas de campaña de los principales
caballeros del condado, no menos de un centenar, y los cercados para la
caballería».
En el siglo XI, España estaba
dividida en muchos reinos. Sobrevivir en aquella sociedad no era fácil y para
muchos la guerra se convertía en el único medio de vida. Entre ellos estaban
los «vendedores de noticias», que
iban de un bando a otro, de un reino a otro, traficando con la información y ofreciéndola
al mejor postor. El joven Sebastián,
de 14 años, era uno de ellos. Vivía con
su abuelo, y solía recorrer el monte para conseguir noticias frescas, sin
sospechar que, un buen día, el destino le sorprendería con una tentadora propuesta: formar parte de
las huestes del Cid Campeador. Estupenda
novela de aventuras para jóvenes, por José Luis Olaizola, autor de títulos como Cucho, La puerta de la esperanza, La
guerra del general Escobar o Catalina de Aragón, mujer legítima de Enrique VIII.
sábado, 5 de octubre de 2013
La caza del submarino ruso, de Tom Clancy
Corría el
año 1984 y Ronald Reagan era el presidente
de los Estados Unidos de América. Eran
los últimos años de Guerra Fría. Es entonces
cuando un agente de seguros de Baltimore escribe un thriller militar. El presidente Reagan confiesa que no lo
puede soltar. Tom Clancy, famoso
desde entonces por sus best sellers
de espionaje y autor entre otras de novelas como La caza del octubre rojo (The Hunt for Red October en el original) y Juego
de patriotas, falleció el pasado 1 de octubre de 2013 a la edad de 66 años. En
La caza del octubre rojo, Marko Ramius,
un lituano que ha alcanzado los mayores niveles de confianza en la Armada Soviética , trata de desertar a los Estados Unidos con sus oficiales y el submarino
nuclear experimental Octubre Rojo,
un submarino clase Typhoon equipado con un revolucionario sistema de propulsión
sigiloso que hace extremadamente difícil su detección por sónar. Jack Ryan, un historiador naval
convertido en analista de la CIA ,
deduce el plan de Ramius. Fue adaptada
al cine como La caza del octubre rojo,
protagonizada por Sean Connery.
sábado, 28 de septiembre de 2013
El despertar de la señorita Prim, de Natalia Sanmartín Fenollera
«—Y hay algo más
—continuó—, algo que tiene que ver con la capacidad de mirar más allá del
instante, con la necesidad de escudriñar el horizonte, de estudiarlo con el
mismo celo con el que un marino estudia una carta de navegación. No se
sorprenda, Prudencia, la mía es una historia vieja como el mundo. No he sido el
primero y tampoco seré el último. Sé lo que está pensando. ¿Volvería atrás si
pudiese? No, claro que no volvería atrás. ¿Puede acaso un hombre despierto querer vivir dormido?»
Atraída por un sugestivo anuncio, Prudencia Prim llega a San
Ireneo de Arnois, un pequeño lugar lleno de encanto cuyos habitantes han
decidido declarar la guerra a las influencias del mundo moderno. La señorita Prim ha sido contratada para
organizar la biblioteca del Hombre del
Sillón, un hombre inteligente, profundo y cultivado, pero sin pizca de
delicadeza. Pese a las frecuentes batallas dialécticas con su jefe, poco a poco
la bibliotecaria irá descubriendo el peculiar estilo de vida del lugar y los
secretos de sus nada convencionales habitantes. Estupenda novela de la joven
periodista gallega Natalia Sanmartín
Fenollera. Deliciosa, simpática, amena, original, y mucho más profunda de
lo que parece, ofrece múltiples lecturas:
desde más ligera y superficial que nos lleva a ver “la importancia y la belleza
de las pequeñas cosas” hasta la que
conduce a preguntarse sobre Dios, el
alma o la fe. Más de uno la considera una obra maestra para ser una escritora
novel. Me ha encantado.
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Añoranzas de otro futuro
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Añoranzas de otro futuro
sábado, 21 de septiembre de 2013
Sostiene Pereira, de Antonio Tabucchi
Pereira, un periodista dedicado durante toda su vida a la sección de sucesos, recibe el encargo de dirigir
la página cultural de un mediocre periódico, el Lisboa. Es agosto de 1938.
Europa está al borde del desastre de
la Segunda Guerra Mundial, España en
plena Guerra Civil, y el país portugués bajo la opresiva dictadura de Salazar. Pereira redacta necrológicas anticipadas sobre escritores del momento y necesita
un colaborador. Así es como conoce a Montero
Rossi. La intensa relación que
se establece entre el viejo periodista, el joven Montero Rossi y Marta, la novia de Montero, cristalizará
en una crisis personal, que le
conducirá de una posición política apática al convencimiento de que hay momentos en que es necesario llegar a
la heroicidad para defender principios y valores éticos que van más allá de las
ideologías. Antonio Tabucchi, fallecido
el 25 de marzo de 2012, estaba considerado uno de los escritores italianos más
originales de los últimos decenios y un referente
literario en Europa. El
personaje de Pereira se convirtió en el símbolo
de la defensa de la libertad de información para los opositores de todos
los regímenes antidemocráticos. Sostiene Pereira, la más conocida y
elaborada de sus novelas, le dio a conocer en todo el mundo. Fue llevada al cine por Roberto Faenza, con Marcello Mastroianni en el papel de Pereira y música de Ennio Morricone.
sábado, 14 de septiembre de 2013
La dama de blanco, de Wilkie Collins
La dama de blanco (The Woman
in White) es una excelente novela
epistolar publicada por entregas por Wilkie
Collins entre 1859 y 1860 y dada al público por primera vez en forma de
libro ese último año. Considerada como una
de las primeras novelas de misterio, y también como una de las primeras (y
de las mejores) del subgénero inglés llamado sensation novel, se puede afirmar sin temor a equivocarse que es un
ejemplo precoz de novela policíaca. El
argumento es el que sigue: Walter
Hartright llega a Limmeridge para dar clases de dibujo a Laura, la bella heredera del barón
Frederick Fairlie. Walter y Laura se
enamoran, pero su amor es imposible. Porque Laura está prometida
a Sir Percival Glyde, que sólo quiere
la herencia. En su camino sólo se interpondrá una misteriosa mujer de blanco. Peter Godfrey dirigió una aceptable versión cinematográfica.
sábado, 31 de agosto de 2013
Selección de Novelas para entender el mundo
El sueño de los héroes, de Adolfo Bioy Casares
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